Nuevo disco de los Chicos en el difícil mercado discográfico actual y aunque parezca mentira, el mundo sigue dando vueltas. Algunos críticos de prestigio sonríen condescendientes al escuchar las canciones que van a recordar borrachos cuando las oigan en los escenarios de toda España. Nuevo álbum de este magistral grupo madrileño y debo reconocer que tras innumerables audiciones privadas, sigo amándolo anonadado por la cantidad de detalles sorprendentes que contiene. Éste es un disco que hay que tener, saborearlo, y si es posible pincharlo hasta marear a los mismísimos surcos. Cuando llegue a los oídos de su nutrido grupo de fans incondicionales, aquellos que acudimos fervorosos a sus aclamados directos, se darán cuenta de que esos mal considerados “bárbaros” del rock and roll son capaces de reinventarse sin parar y con excelentes razones. Nuevo trabajo de estos pletóricos Chicos a los que la sana, y casi santa, humildad como parte ineludible de su idiosincrasia, les ha acarreado cierta áurea de grupo de amigotes y poco más. Pues no, los Chicos son mucho más: son unos músicos pasionales, con gran destreza instrumental y un dominio excelente de varios estilos dentro del siempre amplio abanico del rock and roll. En mi opinión, los Chicos no tienen más imagen de mierda que los Led Zeppelin, y no voy a entrar a si suenan mejor o peor pero a mi me gustan más, qué le voy a hacer. Pero no quiero parecerles entusiasta sin más así que si me lo permiten, intentaré explicarme un poco más en la siguiente reseña.
Es cierto que los Chicos nos tienen acostumbrados a cierto desparpajo sobre el escenario donde son muy capaces de sonar muy potentes, divertidos y extremadamente convincentes. Eso no ha cambiado, siguen haciendo gala de un dinamismo sobre las tablas que se retroalimenta con la actitud festiva de su público habitual. Esa empatía ha sido, es y seguirá siendo una de las principales características de sus directos. Pero, como en este país existe una élite de críticos especializados que lo original no puede ser divertido sino más bien debe parecer obligatoriamente muy trascendente, estos Chicos han sido infravalorados y sus discos, pues sí, les parece a muchos especialistas, bien estructurados pero dónde va a parar comparados con sus locuras escenográficas. Como si hubieran llegado hasta aquí sin ensayar (nooo, qué va), como si estuvieran todo el rato en el bar de tapitas y cervezas. En el bar, ahí es donde saben los entendidos que van a crecerse sus Chicos. No quiero saber qué pasaría si esos mismos Chicos tan “guays” salieran a tocar pagados de si mismos, circunspectos, hablando en las entrevistas de sus problemas existenciales que les han llevado a escribir temas duros… Otros Chicos cantarían, desde luego y esos mismos críticos, siempre a la última, les pondrían en lo más alto de sus pedestales de malditos.
Lo que está claro es que esta banda es una de las más potentes, creativas y divertidas de la escena actual donde el rock, el R&B, el punk, el garage o el blues se funden para ofrecer un producto de calidad con una energía desbordante. Formados en Madrid a finales de los noventa, en la actualidad la integran Rafa Suñén , voz; Manuel Núñez al Bajo; Ignacio Benedicto “Piña” a la batería; más Gerardo y Antonio Urchaga a las guitarras, ya sin Nacho que les había acompañado al saxo hasta su anterior Lp y que deja la banda por motivos personales. Su primer trabajo discográfico fue un Ep editado en 2002 con el título de “Shake,shake”. En 2003 sacaron un Lp titulado “Shackin’& prayin”, el siguiente se llamó “Fat spark!” de 2005 y el anterior a éste último, “Launching Rockets” de 2007. Antes de aparecer este último disco en 2010, editarían en 2009 un single de adelanto también con Dirty Water y los temas, “We Sound Amazing But We Look Like Shit / Wreckin' Rome”, más dos portadas confeccionadas por Lluís Fuzzhound y Mik Baro. A destacar que la cara b de este single, Wreckin’Rome es una versión de ese mismo tema aparecido en 2003 en su Lp titulado Shackin’& prayin. Se trata de una interpretación con la participación estelar del australiano Johnny Casino que también participa en el Lp.
La portada y contraportada estelar y el resto del artwork corre de nuevo a cargo del magnífico Mik Baro. Ya en el single aparecían dos rotulaciones. Una de ellas, concretamente la del logo con el nombre de la banda, ha acabado siendo la principal baza visual de este Lp. Como dice el propio Mik, en su blog: “Barroco y extrusionado, con inspiración sureña en portadas de Allman Brothers Band o Lynyrd Skynyrd… aunque realmente fusila un acojonante diseño de Joe Sundwall, calígrafo que en los 70 trabajó para Herb Lubalin. Creo que fue esa brutal “C” capitular lo que me impactó y donde vi el nombre de la banda...”. Mik, una vez más, da muestras de su fabulosa imaginación y activismo gráfico para encontrar los detalles precisos para cada encargo. Puede que realmente “fusile” otro diseño anterior pero ese es sólo un pequeño detalle sin importancia si lo tenemos en cuenta dentro del conjunto global de la obra que convierte la portada y la contraportada más todo el artwook en una maravilla de diseño merecedor de los mejores parabienes. Mención también para las divertidas fotos del interior con las supuestas aficiones de nuestros Chicos al margen del rock and roll, una de ellas obra de Andrea Illán.
De su gira por Australia en 2010 |
Si ya has escuchado el disco, dime si eres capaz de quitarte de la cabeza el estribillo del tercer tema que es nada menos que ese grandioso R&B que da título al disco. Fresco, divertido, construido con una enorme vitalidad, destaca por esa sencillez tan efectiva de las canciones que han hecho historia en el mundo de la música popular con pocos acordes pero con una fuerza descomunal. A los coros su admirado Mike Chandler de los Lost Crusaders y al saxo barítono, Steve Greenfield. Le sigue un tema más cargado de rock americano llamado “Brothers from Different Mothers” con el duelo guitarrero entre Johnny Vendetta y Mike Mariconda. De nuevo, un sencillo pero espectacular desarrollo de guitarras convierten a “Manu & Piña’s excellent adventure” en un tema que te invita al baile con excelentes recursos de pubrock. “Pleased to meet them” vuelve a contar con Mariconda a la guitarra reforzando ese ritmanblusero recorrido que desemboca en el tema que cierra la Cara A titulado “Join our family”, un temazo corto pero que firmarían sin pensarlo dos veces los grandes grupos de punk de finales de los setenta.
Tras esa referencia temática a la gran familia que es Los Chicos, la cara B nos depara sorpresas powerpop de la talla de “I hate silence”, que demuestra la enorme versatilidad de esta banda. Desde luego, sus primeros acordes y ese bajo parecen sacados de los mejores momentos de grandes combos como los Jam. Menudo dominio de la melodía, señoras y señores. Ya me dirán si ando equivocado pero creo que esa habilidad sólo se consigue con un trabajo abnegado y una visión muy clara para lograr plasmarlo con canciones tan buenas como ésta.
El salto que da el disco hasta “I bet Win” com Jim Morrison al violín, la colaboración vocal de Alan Tyler y la harmónica de Chandler es, pues eso, para tirar el sombrero al aire y empezar a picar el suelo de madera con sonoros y vaqueros stomp. Una genialidad tan sorprendente como ésta, no la tiene cualquiera. Vuelven a sus planteamientos más blues en su siguiente corte titulado “Get a Life” con Arne Wendt a los teclados y esa habilidad innata de moverse cómodos por un terreno más habitual pero no único que se explaya en su siguiente canción, “I Wanna tour”, donde el único freno posible es el de la furgoneta que les llevará por los mejores capitales del circuito de rock and roll del mundo si es que aún hay justicia musical. Y debería, por nuestro bien.
A partir de aquí, la fiesta Chicos está servida. Se acerca el final pero aún tienen muchas cosas que contarnos y desde diferentes perspectivas a cuál más original y divertida. “What’s Cookin” nos traslada de nuevo al western con una encantadora melodía country rock. Guitarras, piano, batería, la voz principal, hasta los colaboradores de lujo suenan dispuestos a decirnos adiós con sus mejores galas pero antes un bis a ese concierto en tu salón, en forma de pequeño divertimento llamado “Not Tonight” con Ramón Moreira y Lili Hartman a los coros. Sinceramente, cuando la aguja levanta cabeza y se dirige al punto de partida, lo primero que se te va a pasar por la cabeza es: qué lastima que todo acabó, amigos…
Pues bien, estas son algunas de las impresiones posibles con este nuevo disco, el cuarto Lp ya, de estos Chicos tan especiales y a veces tan injustamente infravalorados. Sin lugar a dudas, un disco memorable, de lo mejorcito de este año, por supuesto, que destaca por esa, no tan sorprendente, habilidad melódica del grupo. No tiene el resultado final distorsionado de sus anteriores trabajos pero estoy convencido que estos temas van a lucir de maravilla en su imprescindible directo. La decisión de suavizar el sonido de algunas canciones y esa producción un tanto más clásica de su inseparable maestro Mike Mariconda, nos descubren a un grupo que, como decía al principio, saben reinventarse con excelentes criterios. Sin duda, seguirás disfrutándoles como nunca en el pub de tu ciudad pero si después de escuchar este disco, (cuya edición en vinilo ya va, en poco más de un mes, por su segunda edición) sigues pensando que son sólo un grupo de amigotes sin más que suenan de puta madre, es que no te habrás percatado de su amplitud creativa y eso sí que va a ser una verdadera “shit”, si me lo permites.