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viernes, 29 de diciembre de 2017

Desde La Costa de los Esqueletos, Manuel Mateos nos conmueve con sus “Canciones para después de un naufragio”

Portada
En nuestro ingente mundo discográfico llamémosle “underground”, calificativo que entiendo  por posicionamiento al margen de las radio fórmula, de las multinacionales y de los mass media, que nunca se enteran ni se espera que algún día lo hagan; en ese microuniverso devoto del vinilo en el que pululan fervientes coleccionistas de “groove” buscando secretos imposibles en cubetas de mercadillo para uso propio o para compartir con otros iguales mediante exquisitas reediciones; en esa espiral de singles “rare” a precios imposibles, a veces convertida en el “yo lo tengo y tú no”, o el “yo pincho el original y tú no”; en ese espacio vital de necesaria resistencia y solidaridad, los músicos, las discográficas,  luchan encarnizadamente por conseguir el interés de todos los melómanos de pro, al menos de aquellos interesados no solo en el pasado sino también en el presente como fundamento imprescindible para que el futuro exista. Sin duda alguna, no resulta nada fácil estar al tanto de todo lo que, de una forma u otra podría llegar a ser de nuestro interés, pero cuando hallamos algo que se nos antoja único, sin necesidad de ser un incunable, en el Magic Pop se nos ilumina la cara, se nos estuca la piel y nos sentimos tan felices que incluso nos olvidamos de que el rock and roll se las ve y se las desea para seguir adelante con nuevas propuestas que no hayan pasado “unreleased” durante décadas acumulando el polvo de la indiferencia.  Pues bien, eso es lo que hemos sentido al escuchar el sorprendente disco de debut de Manuel Mateos quien con el nombre de La Costa de los Esqueletos firma este álbum de folk psicodélico, autoeditado en 2017 con el título genérico de “Canciones para después de un naufragio”.  Un trabajo lírico y sonoro ciertamente descomunal que te cautivará hasta lo indecible.      

Trayectoria 
 
Manuel Mateos. La Costa de los Esqueletos
Durante los años 80 y 90, Manuel Mateos fundó y participó en multitud de bandas de su ámbito jerezano ya sea como guitarrista, cantante, bajista o baterista. Su primera formación, con vocación experimental e influencias del postpunk, se llamaba El vino del asesino, con referencia al poema de Baudelaire y proyecto a caballo entre la música y el teatro. Después vinieron Fataltango, (1987-1993) en la que canta y toca la guitarra, en sintonía con otras bandas de la época como Los Bichos, Cancer Moon, entre otros. Grabaron varias maquetas y un mini LP, "Guillotina" que desgraciadamente nunca fue editado. Se cumplen 25 años ya de su último concierto.

Posteriormente crea con Miguel Rosales, guitarra de Fataltango, y la escritora y cantante francesa Kits Hilaire, Ginkgo Biloba (1995-96) donde toca la guitarra y el bajo. Sacaron un mini LP en el mezclaban el afterpunk de los ochenta con la canción francesa o el Grunge. De ahí, pasa a The Playground (1999-2000), banda en la que canta y toca la guitarra más bajo. En ese proyecto coincide con Ángel Figüeroa, baterista (The Plastic Fantastic Lovers, Champagne, Paco Loco Trío). Grabaron unos cuantos temas con claras influencias del powerpop. También estuvo en las formaciones Adictos, los Paramecios y Playgroud. Recientemente Manuel fue invitado por el músico Pablo Petidier  a participar como guitarrista en la banda que va a presentar su segundo disco "Second Grace", lanzado recientemente en diversas plataformas digitales.


Manuel Mateos
La Costa de los Esqueletos nació a raíz de la grabación de una canción, ("Jinete Azul") para un documental, "Luz en los márgenes", sobre el pintor jerezano Juan Carmona,  realizado por un amigo del autor de toda la vida, Miguel Rosales con el que también colaboró en varias bandas durante los años ochenta y noventa. Este disco que nos presenta bajo el nombre de La Costa de los Esqueletos fue grabado en Estudio 79 de Jerez por Rafael Camisón (G.A.S. Drummers, The Ships, Gente Mayor). 

Rafael y Manuel se encargan de la producción. Ha sido mezclado y masterizado por Eduardo Amblar en AmblarStudio, Barcelona. Colaboran Jesús Cabral al contrabajo en dos canciones, Rafa Camisón a la percusión, batería y  sintetizador, y Rocío Márquez al violín. Mateo canta y toca el piano, la armónica, el bajo, la arpa de boca, el órgano, la steel guitar y las guitarras.   La conmovedora ilustración de la portada es de Joaquín Terán, y las del interior y contraportada, no menos sugerentes, de Antonio Ojeda Monge. El diseño y la tipografía son de Luis Vázquez Pinteño.

En la actualidad está adaptando las canciones para el directo con otro guitarrista, Juan Carlos León, de la formación sevillana The Smoggers.También está involucrado en lo que será el primer vídeo de La Costa de los Esqueletos, extraído del segundo corte del álbum, "La hora final".

Las canciones 

Artwork
El disco empieza con “Saco de huesos” mediante esa misteriosa arpa de boca que desemboca en un sinuoso combinado de guitarras lisérgicas y ritmos aventureros sobre los que susurra la voz oscura del cantante “sin patria ni gloria”. Explota la melodía “cabalgando a lomos del viento”   en el estribillo para proseguir con riffs cortantes que te invitan a moverte como si fueras un “saco de huesos” entre eléctricas desbordantes procurándonos múltiples efectos y momentos solistas  alucinantes más pedales de órgano estratosféricos. Tras ese “camino de la insurrección vencida, con la voz dormida en los brazos del viento” llegamos a “La hora final” en la que destaca la aportación celestial de ese magnífico violín desparramando dulzura a juego con la profunda voz principal. Ritmos pausados, efectos a cargo de la Steel guitar, guitarras punteando más recorridos lisérgicos conforman una melodía cariñosa  en “esa luna de septiembre en el malecón” donde “todo es desierto y la venganza del mundo” llega “a su hora final”.  

Manuel Mateos
A continuación oímos “Imposible” canción en la que nos cuenta que “hoy daría igual que se desplome el sol porque un rio insondable nos separa  los dos… cuantas veces soñé que soñabas el sueño imposible que había en mí”.  Melodía ensalzada con apasionantes arreglos a base de punteos y solos de brillantes guitarras con numerosos matices bien definidos, algunos con raíces en el pop 80’s menos contemplativo, entre ritmos envolventes y solo de armónica,  sobre los que se luce la voz principal.  Continúa con “Errante”, tema inquietante situado en el ocaso donde “busco hallar la redención, inmutable singladura al horizonte occidental”. “Un pasajero accidental a bordo de tu corazón” nos canta con una precisión altamente conmovedora en este medio tempo perfectamente hilvanado para definir toda una “canción con espinas” y ritmos “afrolatinos”. Acaba la cara A con “Galo moribundo”, espectacular recorrido rítmico tras una breve intro acústica en el que aparece ese “galo herido que se desangra mientras bosteza el mundo bajo un torrente irrefrenable de estupidez perfecta…”. Un mundo cotidiano “al revés” en el que “nadie es inocente, y la mentira nunca descansa”. Estremecedora descarga de guitarras, ya sean rítmicas como solistas, con detalles incluso de krautrock, entre voces entregadas y medidas mediante  una poderosa sección rítmica que te entusiasmará de principio a fin al tiempo que te invitará a desfogarte sin límite alguno.
 
Rafael Camisón
La cara B se abre con “Huellas invisibles” en la que vuelve a aparecer ese bonito violín aportando más fraseos que te llegarán al alma. “Ahora nada puede hacerte daño- nos canta- la corriente te guiará hacia un mundo sin fronteras, huérfano de furia”.  Y mediante ese “superhéroe sin disfraz entre la espuma del mar” empieza una fascinante segunda parte repletos de momentos folk entre efectos soberbios y rítmica lisérgica. Geniales secuencias de piano acompañan una voz principal emocionante,  y dialogan con guitarras arrebatadoras. Juntos dan forma a este tema para “peregrinos inocentes sin rumbo… bajo un sello estrellado…hacia el país de los sueños”.  Le sucede “Flor de invierno”, con protagonista “pasajera que del silencio y la escharcha nació, portadora de un celeste obsequio, de madrugada cruzaste mi umbral… Ángel de aterciopeladas manos, venciste lentamente mi desdén”. En este caso incide en su vertiente más intimista arropado por pulidos punteos de acústica, teclados estratosféricos, armónica y steel aportando fragmentos muy americanos, para descargar sobre una canción que anda con soltura “enredándose en tu corazón”. Brillantes espacios instrumentales, con un tempo extraordinariamente bien definido y matices sensuales por doquier, acaban por perfilar una canción enternecedora.     

Manuel Mateos
Llegamos de este modo a “Dueño de nada” en el que nos dice “quisiera sumergirme en un viaje al olvido, huir a donde no haya respuestas que buscar. Mis paraísos soñados son los restos de un naufragio que un océano de silencio, poco a poco cubrirá… materia en espiral girando eternamente”. Ese control extraordinario y audaz de la lírica se completa con un planteamiento sonoro verdaderamente proverbial a base de momentos pop y new wave enriquecedores, con aportaciones de rock americano, en los que los teclados dialogan con las guitarras envolviendo a la sensacional voz principal entre cambios de tempo milimétricos, sin olvidarnos de la ya imprescindible presencia de ese violín que nos llevan hacia ese final ácido y progresivo que desaparece entre el sonido de la lluvia.  
    


Manuel Mateos
El penúltimo corte se titula “Prometeo” al que pregunta “¿por qué permites mi derrota bajo el fuego de armas silenciosas?. Y sigue: “desde el epicentro de la amnesia se aproxima un nuevo diluvio… ¿por qué en el paisaje que contemplo ahora se amontonan las ruinas?.  Musicalmente, la canción destaca por esas cristalinas guitarras acústicas así como por su voz principal de amplio registro vocal que emerge desde notas graves con gran personalidad. Los teclados aportan pedales atmosféricos. La armónica se encarga de segundas voces igual de encantadoras mientras que las guitarras, resguardadas por la percusión, aportan unos compases sensacionales completando todo un “diluvio” de genialidades.  Cierra el disco “El rey del cielo (desde el olvido)” “flotando entre dos mundos donde todo es ligero y suave”. Su autor acaba el álbum prometiendo, entre más acústicas y armónica, “yo cuidaré de ti hasta el amanecer siempre en silencio… soy la brisa en tu piel, el rey del cielo”.  Una canción que va creciendo poco a poco con una gran personalidad y un mágico estribillo, añadiendo un pase de oscuro rock and roll nada desdeñable y una guitarra psicodélica hechicera “desplegando sus alas” hasta el infinito.   

Manuel y Rafa en el Estudio 79.
El Cd incluido en la carpeta del disco de vinilo contiene un bonus tack titulado “Jinete Azul” en el que participa Ángel Figueroa a la batería.  Entre sus vibrantes versos, oímos “Un jinete azul sumergido sin temor a retornar, en un campo magnético irresistible… un argonauta de fantasía y rebelión… en un universo en expansión, con la perfecta metamorfosis hacia la autodestrucción… maltrecho y lejos del caos”. Un tema añadido que se inicia con una suculenta combinación de efectos, cintas al revés, para trasladarnos a la última de las excelencias de este imprescindible álbum mediante otra instrumentación imprevisible, con  aportaciones memorables a cargo de todas las secciones que han dado forma a tan sensacional álbum.   

Reflexión final 

Manuel Mateos. Fotos cedidas por el autor
La llamada costa de los Esqueletos es un tramo de la costa occidental de África que se localiza en Namibia, donde la corriente fría de Benguela produce densas nieblas oceánicas la mayor parte del año. Con un clima poco o nada acogedor, entre un constante e intenso oleaje, si bien resulta posible desembarcar con botes de remo atravesando la marea, es materialmente inviable volver a zarpar. Entonces, la única forma de salir de allí es caminar cientos de kilómetros a través del árido desierto. Los numerosos restos de barcos naufragados que se hallan a lo largo de la costa, a consecuencia de la niebla, los vientos o el fuerte oleaje, son el origen de su peculiar nombre. Me imagino que, en un lugar así tan desolador, el silencio espectral, al que se refiere Manuel Mateos  en numerosas ocasiones en este álbum, se expande a sus anchas, tan solo roto por los vaivenes del fuerte oleaje. Si tuviera que elegir unas canciones que transmitieran lo extremo o lo inhóspito del momento escogería, sin lugar a dudas, estas “Canciones para después de un Naufragio”. Realmente, resultan conmovedoras, tan tajantes como escalofriantes. Al escucharlas, al igual que sucede con el oleaje en la costa a la que hacen referencia con su nombre genérico, se te permitirá desembarcar con facilidad en un nuevo espacio existencial mediante esa pasión creativa y destreza interpretativa que desprende; pero ya te estás olvidando de regresar fácilmente a tu cotidianidad siendo el mismo de antes. Te aseguro que tu visión de la vida va a cambiar con bastantes menos respuestas que hacerte. Como bien dicen en el inicio del álbum, el camino, aunque sea tras un naufragio, siempre vas a ser tú, así que tal y como se justifica al terminar tan emocionante trabajo discográfico “muestra toda tu belleza, ella hablará por ti”.     

Nota: Puedes escuchar las canciones de este álbum en el bandcamp donde también podrás adquirir una copia del disco.  También  está disonible en "La Fuga librerías" de Sevilla. (C/ Conde de Torrejón 4, Acc), Al ritmo -Urban Shop (C/Santa Rosa 10. Jerez), Mala Música Jerez. (C/Medina 10. Jerez) o la Librería Agrícola (C/Paul 2. Jerez). 

jueves, 2 de noviembre de 2017

Los Platillos Volantes relucen cada vez más circulando con el fenomenal Ep "No te quiero ver aquí"

Portada
En el siempre respetable mundo de las versiones, al menos entre aquellos proyectos que perfilan  propuestas bien hechas, coexisten las voluntariosas bandas que rinden un tributo honesto a los grupos de cabecera y las que amplían un repertorio sólido propio mediante adaptaciones ejemplares de canciones que acaban por redondear un microuniverso compositivo original. En este segundo caso, están los Platillos Volantes, quienes con el tiempo han evolucionado, de forma excelente, desde el primer al siguiente estatus gracias a una imaginación y un compromiso firme por encontrar un espacio creativo propio que les distinga. De forma indudable, incluso premeditada, sus temas  seguirán manteniendo unos parámetros fundamentales que te permitirán entroncarles con legendarias formaciones del pop sixties español, pero si escuchas con atención los cuatro temas que conforman su último Ep creo que vas a percibir, sin dificultad alguna, una huella personal altamente sustanciosa que te permitirá distinguirles de otros grupos de similares raíces. "No te quiero ver aquí", que así se titula este fenómeno discográfico perfectamente identificable ha sido editado por los vallisoletanos KOTJ records en vinilo y en Cd con cuatro temas más en directo. Un total de nueve brillantes canciones, entre propias e imaginativas versiones, que sitúan a estos leoneses venidos del más allá de la cotidianidad, entre las mejores formaciones, consistentes y enérgicas, de nuestra escena de raíces 60’s.     
  
Trayectoria
 

Los Platillos Volantes. Foto facilitada por el grupo
Los Platillos Volantes son una banda leonesa formada en verano del año 2005. El nombre lo toman de una canción de los Salvajes de 1968. En 2008 sacan un Cd con el título de "Nuevavisión" . Al año siguiente ganan el concurso "Rock in León". En 2012 sacan otro disco en directo titilado "En Vivo" grabado en "El gato que ríe" de Garrafe de Torío (León) por Carlos Rabanal "Cachapizo" y en 2014 un Ep con título homónimo para los donostiarras GP.

Los Platillos Volantes. Foto faiclitada por el gurpo
Los componentes actuales son Dani Trillo (guitarra y voz. Deslices, Positivos), Juan Ramón "Jota" Montero (guitarra y voz. Los Reflejos), Alicia García "Elektra" (bajo. Besttias, Elektra Comics en León, Buffalo ) y Sam Bredikhin (batería y voz. Kurt Baker Combo). Cuentan con la colaboración de Alberto Modino, a la trompeta y Elena Iglesias, ex de Los Flechazos, al Hammond, con Cooper a la percusión en "No te quiero ver aquí".

Fue grabado en Quadraphonic Studios por Jorge Colldan en noviembre de 2015. Las grabaciones en directo son de Cachapizo records Incluye una fotografía del grupo a cargo de David Herreras, una del escenario de J. Antonio Morán, el diseño de la portada con magnífico dibujo es de Roberto Argüelles, el logo de la banda es diseño de Mik Baro y la foto promocional de Chusmi 10.
 
Las canciones


Los Platillosd Volantes. Foto faciltiada por el grupo
El disco se abre en su cara A con "No Te Quiero Ver Aquí", descomunal arranque de guitarras feroces, con solo muy bien perfilado, ritmos consistentes a cargo de la batería y bajo. Una banda muy bien conjuntada dando cobertura robusta a la voz principal quien nos canta: "Estoy harto de oír tu opinión sobre mi…, no voy a permitir que te burles más de mí… poco hacer y mucho hablar". Brillante tema que invita al desmelene con excelente formas y una resolución instrumental como vocal fascinante. Sigue con la fantástica versión de "El entierro de un hombre rico que murió", un tema de 1968 de los venezolanos The Pets. Los de León se aferran a sus valores melódicos y añaden cambios rítmicos, con matices de gran calidad que aumentan las excelencias de esta tremenda canción que nos habla con buen humor del misterio de la vida, "allá en el cementerio el rico con el pobre se encontró". No falta otro buen solo de guitarra y por supuesto juegos vocales exquisitos.

Los Platillos Volantes. Foto RBNS
En su cara B nos ofrecen "De ti pasé", que empieza con una exhibición sónica y ácida de guitarras que irá procurando segundas voces lisérgicas, con ayuda de órgano y trompeta, una buena sección rítmica y una voz solista soberbia. Canción de desamor: "Ahora estoy tirado, me devuelves la jugada ignorándome… no necesito a nadie más, te quiero a ti". Termina el disco con "Rock And Roll Circus", la última de las exquisiteces de este disco con la guitarra y el órgano como protagonistas principales, dialogando sobre ritmos tribales, entre detalles magníficos de bajo, efectos psicodélicos y la voz principal con coros estratosféricos: "Al entierro llegarás siempre más tarde que los demás… el diablo te esperará…".
 
El Cd contiene estos temas y cuatro más interpretados en directo que son la versión de "la Neurastenia" (1966) de los Salvajes, dos de propios que vieron a la luz en anteriores trabajos como "Anda de día" y "Así soy", con un cover de los Pasos y su "Ojo por Ojo" (1967), y otro de los Attack, "Magic in the Air" (1967) en castellano, con el título de "Magia en el aire".

Reflexión final

Los Platillos Volantes. Foto facilitada por el grupo
Cantaban los Salvajes en 1968: "Los platillos volantes, los flotantes y los rodantes, todo el mundo los ve. En el cielo y en el mar cada noche se ven más: circulando ellos van...". Un tema que en su época no obtuvo el beneplácito de la crítica y que hoy en día es considerado como una de las excelentes muestras de la repercusión de la psicodelia en el pop español de finales de los sesenta. No fue el único tema que se dedicó por entonces a los OVNIS. Por citar otros: recordamos el hilarante "Los marcianos" de Manolo Díaz de 1967, año en que también se oyeron esas "Voces de otros mundos" de los Pasos, otro de los referentes de estos leoneses protagonistas de esta reseña. Los Platillos Volantes actuales han aprendido de estos y otros grupos significativos, algunos conocidos y otros no tanto, algunas ideas de base que les permiten lucirse con sus propios temas. Las suyas son canciones muy bien hechas mediante enérgicos arreglos que engrandecen buenas ideas a ritmos poderosos entre los que destacan la voz principal, una compenetración rítmica férrea y unos detalles solistas de calidad indiscutible. Objetos artísticos y musicales perfectamente identificables que nos visitan dispuestos a mejorar nuestro mundo con ideas imaginativas, divertidas y enriquecedoras. Así que prepárate para viajar con ellos al son de canciones elegantes, lisérgicas y muy bien calibradas con excelentes melodías y tempos resolutivos. Si no percibes en ellos todo esto y mucho más, pues eso: "no te quiero volver a ver más por aquí".

Nota: Puedes escuchar las canciones en el bandcamp y ponerte en contacto con el sello para adquirir una copia del single o del Cd.           


Te invitamos a ver el video dirigido por Elena Martín sobre el tema "Rock and roll Circus".


lunes, 23 de octubre de 2017

The Routes presentan sus dos flamantes discos de 2017 durante una gira peninsular este mes de noviembre

Que un grupo de “garage” saque dos discos el mismo año es una circunstancia ciertamente extraordinaria. Si encima resulta que se trata de dos álbumes sin desperdicio alguno a cargo de un solo músico que compone, canta y toca casi todos los instrumentos, con tan solo ayuda en la batería, me parece que tenemos los elementos más que suficientes como para ensalzar al británico Chris Jack, principal factótum de The Routes a lo más alto del altar de nuestra escena internacional. Desde mediados de la década de los dos mil hasta el año en curso, ha grabado seis descomunales discos en los que se manifiestan sus convincentes raíces “garajeras” aderezadas con detalles psicodélicos, instro, freakbeat, frat-rock, o R&B. Si bien, en un principio, las grabaciones se materializaban en formato de trío, es a partir de 2015 cuando afronta en solitario el proyecto con resultados no menos excepcionales. Mediante un amplio criterio musical y una destreza compositiva así como interpretativa, da vida a geniales canciones con cautivadoras melodías, ritmos frenéticos, y detalles solistas ciertamente memorables que engrandecen el catálogo del mejor rock and roll actual con raíces sixties. Este mes de noviembre nos visita interpretando, en varios escenarios peninsulares, sus dos más recientes discos, editados este mismo año 2017 bajo el título de “In this Perfect Hell” (Groovie records) y “Dirty Needles and Pins” (Greenway Records).  Lo hará acompañado de la misma formación que nos visitó en 2011. Magic Pop te facilita un repaso a su intensa trayectoria y te reseña, canción a canción, los dos últimos álbumes.        
  
Trayectoria

Portada
El británico Christopher Jack,  compositor, multiinstrumentista y cantante, crea The Routes en 2006. Anteriormente había formado parte de una banda de brit pop llamada Electralux con base en Southend On Sea, Essex con la que graba un single en 1995. Se traslada al Japón tras casarse con Yoko Ono, quien firma algunas de las fotos que aparecen en el artwork de sus discos, y se instala en la ciudad de Hita, en la prefectura de Ōita, localizada en la isla de Kyūshū en Japón. 

Portada
En 2007 sacan el álbum “Left my mind” con los irlandeses Motor Sound records, reeditado en 2016 por los americanos Dead Beat records.  Entonces la banda estaba formada por el mencionado Chris Jack, el bajista Toru Nishimuta y el baterista Masao Nakayama. Le sucede un single para los ingleses Dirty Water Records "Do What's Right By You" con Shinichi Nakayama a la batería y el mencionado Toru “Mukku” Nishimuta. Sacan también  un Lp para el mismo sello en 2011 con el título de “Alligator” que presentan por Europa, tocando en Inglaterra, Francia, Portugal y España.

Portada
En 2011 sacan otro single “Stormy / Willie The Wild One” para los portugueses Groovie Records quienes también les editan el álbum “Instrumentals” en 2012. Le acompañan Satomi Okubo al bajo y Shinichi Nakayama a la batería. Groovie les saca también en 2013 un Ep titulado “Better Off”. Ese mismo año las discográficas españolas KOTJ records y Ghost Highway recordings les editan un 7” llamado “Hole In My Soul”.  Por su parte, la también española Action Weekend Records, saca un sencillo con los temas “I Got A Feelin' / All I Really Need Is Love” con Yusukue Nakamura al bajo y Yuichiro Tomishige a la batería.

Ya en 2015 saca un Ep con Hidden Volume de Baltimore llamado “Meant To Be” con Kensaku Muronaka al bajo y Yuichiro Tomishige a la batería, y el Lp “Skeletons” con Groovie, con Chris ya a cargo de todos los instrumentos. Opta por encargarse en solitario de toda la instrumentación para conseguir un producto propio a plena satisfacción. En  el mes de marzo de 2017 Chris saca el disco “In This Perfect Hell” para Groovie Records en el que toca todo, canta, y compone, con la ayuda de Jonathan Hillhouse a la batería, y el artwork de Mik Baro.

Portada
El disco “Dirty Needles and Pins” se edita en noviembre de 2017 por Greenway Records de Nueva York en formato Cd, vinilo, casete y descarga.  Chris canta, toca la guitarra, bajo, órgano y percusión ayudado por  Jonathan Hillhouse a la batería. También ha compuesto las canciones; se ha encargado de grabarlo y mezclarlo  con Andrew Shartle quien lo ha masterizado en los Black Diamond Recording Studios de Oregón. El artwork vuelve a ser de Mik Baro en otra exhibición de talento visual con una peculiar “lepidoteca garajera”.  
 
Las canciones de “In this Perfect Hell”

Portada
El disco arranca con “Thousand Forgotten Dreams”, canción con potente inicio de bajo al que se suma la hiriente guitarra y la marcada batería dando cobertura con fuzz a mansalva a la fascinante voz de Chris quien nos anonada ya desde el primer tema. Melodía cautivadora y ritmo persistente en un tema que hará que reverbere tu cerebro de principio a fin, con aguerridos y ácidos solos de guitarra incluidos. Sigue con “Something Slipped Through My Window”, otra excelencia marca de la casa, con sus guitarras salvajes y lisérgicas sobre las que se organiza una melodía poderosa que logrará enloquecerte, sustentada por una concepción rítmica obsesiva. Otro solo de guitarra rasga la atmósfera con notas como puñales afilados. 

Chris Jack
A continuación oímos “Peeling Face”, más locura a raudales, en la que guitarras, batería y voz se compenetran a la perfección para ofrecernos una andanada de tremendo “garage” con momentos de beat descerebrado en el que no falta un órgano dando forma a un riff insistente entre el despliegue de recursos alucinógenos con distorsión omnipresente. El siguiente corte se titula “No Permanence” y en él, Chris nos trastorna con secuencias de guitarras narcóticas, voz arrebatadora, y ritmos dispuestos a empujarte al acogedor vacío mientras esgrimes una extraña sonrisa de placer. Acaba la cara A con “Worry”, tema en el que nos regocijamos exhaustos ante tamaña exhibición de rock and roll primitivo y oscuro que recorre con parsimonia tenebrosa nuestro espacio auditivo creciendo a golpes de recursos instrumentales, solos espeluznantes y estribillos fantasmagóricos.   

La B se inicia con “Make You Hate Me More” descargando riffs combativos que te envolverán en una espiral de placer psicodélico mientras la voz principal recrea la melodía sobre un marcado tempo. Arreglos abrasivos  que te harán temblar al son de canciones corrosivas en las que se cuida la melodía al detalle entre algunos solos efervescentes de guitarra.  Le sucede “Housework In My Head” con sus ritmos tribales espaciales, y sus marcados pasos cáusticos de guitarra devorando los compases con apetito de alocado rock and roll. Te sorprenderán los juegos armónicos y los complementos instrumentales que se entrecruzan de forma endiablada.  Llegamos de este modo a “Oblivious”, otra locura sin parangón, en la que Chris dispara geniales e impetuosas maneras de definir un tema a medio camino entre el agreste  “garage” y la psicodelia más magnética. No faltan enormes y disparatados solos de guitarra fuzz dignos del mejor recopilatorio del género. 

Chris Jack
Seguidamente nos ofrece “In Years Gone By”, con una aparente calma que va dibujando sonoridades más intimistas desde un planteamiento obsesivo que avanza con seguridad y que va creciendo recreándose con firmeza gracias a las dotes de este gran músico,  cantante y excepcional guitarrista, acompañado por una más que apropiada concepción rítmica. Termina el disco con “Perfect Hell”, la última de las sensacionales ocurrencias de este álbum, mediante un desparrame de guitarra mordiente entre solos psych y rugosos acompañamientos de fuzz a mansalva, con bajo retumbando en tu cerebro y batería seccionando el tiempo con precisión milimétrica. Un final apoteósico para un trabajo discográfico que si te precias como buen amante del mejor garage punk con tintes psicodélicos, va a dejarte completamente satisfecho.  

Canciones de “Dirty Needles and Pins”

Portada
En la hoja promocional de su segundo álbum, editado también este 2017, se comenta que “aun siendo fiel a las formas, este disco es un punto de partida desde un lugar completamente diferente de donde llegaron con el anterior”. Y ciertamente hay algunos aspectos remarcables, a tener muy en cuenta, que confirman esa opinión convirtiendo este nuevo trabajo en un paso más allá dentro de su fructífera carrera. La Cara A empieza con “You’ll see”, un tema que trata sobre la inocencia, la mentira, y la traición entre otras reacciones humanas musicalizadas con enérgica guitarra y un ritmo desbocado de “garage punk”. Sigue deslumbrándonos con su facilidad para dar forma a temas que mantienen un remarcable componente melódico más una férrea sección de rítmica. A destacar ese viraje hacia el freakbeat que podemos saborear con igual intensidad en el siguiente corte titulado "Ego a Go Go". Un magnífico beat acelerado tamizado de R&B con mucho fuzz que le emparenta con bandas como los Downliners Sect o los Pretty Things, aportando su impronta con muy buenas maneras.

Chris Jack
Sigue el álbum con “I Aint Convinceden el que los fieles seguidores de los Kinks se sentirán agradablemente sorprendidos por ese riff tan peculiar que se torna tan agresivo y adictivo,  resonando con un poderío espectacular. Otro buen solo de guitarra ácida completa esta maravilla de canción que destila referencias pero también una manifiesta capacidad por perfilar un mundo sonoro propio.  Le sucede el tema "Somebody's Child", con detalles del frat más irreverente, cargado de lujuria festiva, guitarras invitándote al baile, órgano atmosférico, percusión salvaje y la inconfundible voz de Chris agrupando tantas excelencias como imagines para satisfacernos con creces. En la letra, nos da cuenta del odio, la falta de empatía, la guerra, y la realidad de un absurdo mundo en el que nos ha tocado sobrevivir. Se cierra la cara A con “Dysphoria” que, tal y como el mismo nos cuenta, posiblemente sea el primer himno garage rock transgénero. Lo cierto es que se trata de una soberbia canción de fuzz impenetrable desplegándose con perversa facilidad para embriagarte de grandiosas formas de rock and roll salvaje, tanto en la voz como en los solos de guitarra o en la sensacional sección rítmica,  ante la que no podrás resistirte por mucho que te cierres en banda.   

Chris Jack
Mediante el tema "All I Find" se inicia la cara B. Un viraje con habilidad y elegancia hacia la hard psicodelia con sustento de órgano, guitarra agria, y con arreglos estremecedores que transmiten una dosis lisérgica altamente arrebatadora. Un tema que despliega con calma ceremoniosa su poder hechicero y que nos recuerda a un Arthur Brown o a unos 13th Floor Elevators en sus mejores momentos. A continuación nos sorprende con "My Hardened Skin" en la que muestra una poderosa sección rítmica muy marcada, que lo entronca con el post punk más lisérgico de los ochenta, más otro sublime solo de guitarra sin olvidarnos de su facilidad vocal para mantener un interés vivo en todas y cada una de sus composiciones. Finaliza el disco con "No Return", la última de las genialidades descomunales de este álbum que, si bien recupera la locura psicodélica “triposa” de su anterior trabajo, consigue dar, a su vez, un paso más allá en la tormenta neuronal y el caos universal que procuran sus creaciones tan estratosféricas manteniendo, eso sí, los valores melódicos y rítmicos muy bien definidos así como extraordinariamente combinados para anonadarnos o como dirían algunos “para fundirnos el cerebro”.  

Reflexión final

Chris con Toru Nishimuta y Shinichi Nakayama
Durante sus más de doce años de trayectoria al frente de The Routes, Chris Jack ha transitado con absoluto conocimiento de causa por los diversos parámetros del rock and roll, en especial entre aquellos que englobamos o simpatizan con la etiqueta del llamado “garage 60’s”. El resultado son seis fabulosos discos, a cuál más fuzzcinante, editados por varios sellos a nivel internacional, incluidos dos de nuestras mejores discográficas. Son, en resumidas cuentas, unos trabajos sensacionales, sin pega alguna, que van de 2007 a 2017, año en el que ha sacado al mercado nada menos que dos de ellos: “In This Perfect Hell” para Groovie Records en el mes de marzo y en noviembre, “Dirty Needles and Pins” por Greenway Records. En todos y cada uno de estos álbumes, su principal factótum, nos ha brindado la posibilidad de disfrutar de sus sensacionales creaciones propias bajo variados puntos de vista estilísticos. Si en su álbum de debut se percibía una influencia clara del R&B británico, así como en el segundo tomaba protagonismo el “garage” estadounidense, pasando por la locura instro surf del tercero, y el punk sixties del cuarto, su quinto trabajo se nos antoja más lisérgico que nunca mientras que en el sexto se torna más ritmambluesero, con toques freakbeat y frat ciertamente sensacionales, sin olvidarse del garage psych o las formas más punk. Todo un universo personal de sonidos y géneros, mediante maneras compositivas y resoluciones interpretativas propias manifiestamente convincentes a cargo de este gran músico (compositor, cantante y multinstrumentista) que es Chris Jack. Sin lugar a dudas, su próxima gira por varios escenarios del Estado español, más Lisboa, es una ocasión única para disfrutar en vivo de su enorme y enriquecedora manera de perpetuar el mejor rock and roll con raíces 60’s con una aportación personal innegablemente ejemplar. 
       
Nota: Puedes escuchar y adquirir In this Perfect Hell  y  “Dirty Needles and Pins”.


The Routes vuelven de gira por la península este mes de noviembre 2017 con la formación de "Do what´s right by you", su primer single en Dirty Water Records, la msima que giró en 2011, por primera vez, en España: Chris Jack a la guitarra/voz, Toru Nishimuta al bajo y Shinichi Nakayama (Shin-chan) a la batería.


Las fechas y lugares son: Entrevista en el Sótano de Radio 3 (Día 1), Fun House Music Bar de Madrid (Día 2), Sala Upload Barcelona de  Barcelona en las BCN Psych Nights #7 con The Underground Youth y Spindrift (Día 3),  Monkey - Betxí en la Presentación Sant Antoni Pop Festival (Día 4), La Musical de Pedreguer (Día 5), la NAVE 9 de Bilbao (Día 7), Rock & Roll Circus de León (Día 8), Sala SUPER 8 de Ferrol (Día 9), y Sabotage Club de Lisboa en Portugal (Día 11). 

lunes, 21 de agosto de 2017

Finki Krautrock, un festival lisérgico que te transporta a la Alemania mágica y ácida de los setenta

Finki 2017. Con los DeWolff en el escenario. Foto: Eva Ferrera 
En Alemania, concretamente en el bosque de Oden (en alemán Odenwald) se celebra desde el año 1977, de forma casi ininterrumpida, el Finki Krautrock Woodstock  Festival. En este macizo montañoso del suroeste de Alemania, existe un pequeño municipio llamado Finkenbach (Rothenberg) con poco más de 400 habitantes en el que se concentran alrededor de tres mil personas venidas de toda Alemania, más algunas pocas desde Francia y las menos de los países del Este. Juntos recuperan el espíritu libre de los antiguos festivales de rock and roll de los setenta con mucha psicodelia, progresivo, krautrock, música étnica, acampada libre y gratuita, sin ni un solo detalle publicitario, muy bien organizado y a precios asequibles.


Cartel del Finki 2017
Tan peculiar festival al aire libre celebraba este pasado mes de agosto de 2017 su 35ava edición y a ella acudieron nuestros intrépidos reporteros del Magic Pop para descubrirte un mundo que parece anclado en el pasado hippie libertario hedonista durante un fin de semana que te transporta a la Alemania lisérgica, verde y contestataria de los setenta. Estas que vas a leer a continuación son algunas de las experiencias que vivimos durante los días 11 al 13 de agosto de 2017, tres días en los que prácticamente no paró de llover aunque eso no impidió que los presentes disfrutáramos  de lo lindo de un cartel en el que había mucho y variado, desde krautrock, psicodelia, a ritmos africanos y jamaicanos pasando por rock and roll, hard rock, blues rock, post-rock, R&B, soul… 

El cabeza de cartel no era otro que el propio grupo organizador, los Guru Guru, banda alemana de krautrock de los setenta, encabezada por su miembro original, Mani, quien a sus casi 77 años aún toca la batería, presenta y dirige todo un festival con una vitalidad encomiable.

Mani Neumeier. Finki 2017. Foto: Eva Ferrera
Del resto de bandas destacaron los Pretty Things (UK) en plena forma, más un carismático y teatral Arthur Brown (UK), así como unos demoledores DeWolff (Holanda) en estado de gracia, entre otras singulares propuestas como los experimentales Jack Dupon (Francia), el sideral combo formado por Neumeier (Guru Guru), Grosskopf (Ashra Tempel) y Kranemann (ex-Kraftwerk), los muy germánicos Samsara Blues Experiment, el afrobeat de Jobarteh Kunda, los ritmos jaimacanos de Ease Up Ltd y la ensoñación post-rock de los suecos Kungens Män. Todos ellos actuaron con puntualidad germánica y   una magnífica sonoridad. No en vano ajustaron grupo a grupo antes de su respectiva actuación, cambiando incluso todas y cada una de los elementos del escenario, baterías incluidas, y sin que nadie protestara ni un ápice, por la inevitable tardanza. Incluso no resultó menos relevante el juego luminotécnico. Y os recuerdo, que estábamos al aire libre y que apenas paró de llover!!!.      

Philippe Prebet. Finki 2017. Foto: E. Ferrera  
Lo más sorprendente del festival no estuvo solo en los escenarios sino también entre el mismo público, incluida la impecable organización. Para empezar, los asistentes nos alojábamos en propias tiendas de campaña, caravanas, coches… ubicados con total libertad y sobrado espacio en los numerosos descampados dentro del mismo municipio. Al tratarse de Alemania, uno puede imaginarse que estamos hablando de campos de tupida hierba convenientemente cortada para facilitar el camping.  La llovizna no nos abandonó casi en ningún momento y, al final, los tractores agrícolas tuvieron que ayudar a más de un coche a cruzar algún embarrado imposible. Pero esos mínimos inconvenientes no importunaron a nadie en absoluto, ni siquiera en el momento de los conciertos en los que no se suspendió ninguna actuación, aunque a ratos lloviera profusamente. Algunos de los asistentes incluso deambulaban descalzos por el barro como si de un nuevo Woodstock se tratara mientras otros quemaban salvia seca ceremonial para aromatizar el ambiente. 

Mani con Groskopff y Kranemann. Finki 2017. Foto: E.F.   
Respecto a la infraestructura el festival, realmente fue muy meritoria. Se distribuyeron por todo el municipio varias y amplias casetas-lavabos para chicos y chicas que se limpiaban regularmente por el personal conservando un estado de salubridad y limpieza sorprendente. Disponías de duchas con piscina por un par de euros. Los habitantes del pueblo se encargaban de atender todos y cada uno de los puestos de avituallamiento. Así, dentro del recinto, tenías un gran espacio donde se podía adquirir con rapidez y eficacia platos de comida local, (guisos de patatas y salchichas preferentemente), otro en el que servían las bebidas (cerveza, sidra local, vino, refrescos, agua, distribuidos en vasos de pinta que al devolverlos te reintegraban un euro), y otro en el que podías tomar café, té, más una suculenta carta de pasteles típicos a cuál más suculento. No faltaron las paradas de ropa, algunas que otra de discos, y abalorios diversos. Por supuesto, hubo registro previo de seguridad sin colas, y múltiples escenas curiosas, dignas de mención, como la inexistencia de vallas publicitarias, ni siquiera de bebidas alcohólicas, así como la presencia de familias completas de hijos a abuelos, con matrimonios de avanzada edad que acudían con sus chubasqueros y sillas plegables, entre muchos jóvenes y no menos señores de más de sesenta años con largas cabelleras, vestidos igual que en los festivales o en las protestas antinucleares alemanas de su juventud durante los setenta. 

Jobarteh Kunda. Finki 2017. Foto. E.F. 
Musicalmente, todas y cada una de las formaciones aportaron alguna que otra excelencia digna de destacar. Los franceses Jack Dupon fueron los encargados de abrir el festival hacia las siete de la tarde del viernes 11 de agosto. Dirigidos por Philippe Prebet (nacido en 1953, figura destacada del underground francés desde los setenta) ofrecieron una divertida amalgama de krautrock étnico, a lo Frank Zappa y Gong, mezclada con poesía vanguardista y ritmos tribales. Les siguieron el combo formado por Neumeier (Guru Guru), Grosskopf (Ashra Tempel) y Kranemann (ex primeros Kraftwerk) quienes hilvanaron secuencias bailables con atmósferas envolventes, a medio camino entre los primeros Can, el ambient, y la música dance de vanguardia.  A continuación los Pretty Things dieron un espectáculo ciertamente memorable, similar al que nos tienen acostumbrados en sus reiteradas visitas a España. Phil May con sus casi 73 años volvió a maravillarnos con su chorro de voz y Dyck Taylor con sus 74 primaveras estuvo muy hábil e imaginativo mediante su guitarra ya fuera interpretando rabioso R&B, ácida psicodelia o primitivo blues. El resto, estuvieron más que correctos, destacando su irreprochable y joven sección rítmica. El repertorio fluctuó entre blues de manual de Robert Johnson, el R&B de sus inicios con temas como “Big Boss Man” o su legendario “SF Sorrows” que el año que viene cumple 50 años. Cerraron el primer día del festival los  Samsara Blues Experiment,  poderoso trio alemán de hard rock con detalles stoner y solos ácidos a cargo de su guitarrista y teclista principal. 

Los Pretty Things en el Finki 2017. Foto: Eva Ferrera
A partir de primera hora de la tarde del sábado 12 de agosto, y hasta las dos de las madrugada aproximadamente del día siguiente domingo, actuaron en primer lugar Jobarteh Kunda, banda alemana formada en los noventa con músicos africanos, caribeños, etc... quienes ostentan un gran prestigio internacional gracias a su suculenta producción afrobeat entre detalles fascinantes de kora, guitarras, saxo, percusión más bailes africanos. Les siguió el numeroso combo germano de música jamaicana, especializada en roots reggae convenientemente fusionado con recursos soul, ritmos funk, y arreglos enérgicos. Tras ellos, ocuparon el escenario del Finki festival, otra de las bandas que más destacaron: el power trio holandés de blues rock psicodélico  DeWolff quienes lograron un directo contundente, ácido y repleto de excelencias instrumentales a cargo de unos inspiradísimos guitarrista, organista y baterista. Los tres nos procuraron unas andanadas de blues rock en esencia tamizado con raíces setenteras y expuestas con solos de antología y ritmos enloquecedores.    

Guru Guru. Finki 2017. Foto: Eva Ferrera
La noche del sábado siguió  con los esperados Guru Guru, banda organizadora que toca en todas las ediciones, en la que milita el reverenciado y próximo Mani Neumeier, quien a sus casi 77 años, se hizo cargo de la batería con una fuerza propia de cualquier joven maestro percusionista. Le acompañan otros músicos como el guitarrista y saxofonista  Roland Schäffer que ya formó parte de los Guru Guru a mediados de los setenta. Su repertorio fue amplio. Repasaron su dilatada trayectoria desde los seminales discos “UFO” y “Hinten” de principios de los setenta, pasando por su “Tango Fango” de mediados de esa década, hasta la actualidad, en una evolución de los ritmos krautrock hacia el hard rock englobando detalles étnicos, lisérgicos y ácidos con el bosque como principal punto de referencia temática y mitológica. No faltaron los disfraces, los juegos de luces, y las secuencias de raga folk.     

Arthur Brown en el Finki 2017. Foto: Eva Ferrera
Tras ellos apareció en escena, el genial Arthur Brown quien a sus 75 años nos sorprendió muy gratamente por el excelente momento de voz en el que se encuentra. Bailó y cantó con un irrebatible y generoso espectro vocal, arropado por una joven como habilidosa banda formada por un potente bajista, un gimnasta teclista, una solvente guitarrista y un perseverante baterista, más una sensual bailarina. Todo un “crazy world”  divertido y emocionante en el que recuperó algún que otro éxito del pasado como su conocido “Fire”, entre versiones curiosas, hasta su más reciente Lp “Zim Zam Zim” (2014). Música entre el cabaret y la psicodelia más juguetona envuelta en una puesta en escena diseñada al milímetro con cambios sucesivos y sorprendentes de vestuario. Para acabar, la banda sueca de post-rock, raga y sicodelia, Kungens Män nos ofrecieron largos y condensados temas de entre quince y veinte minutos, como los incluidos en su último trabajo hasta el momento “Bränna Tid” (2017). 

Vista del recinto del Finki por la mañana. Foto: Eva Ferrera  
De este modo, finalizaba un festival de fin de semana que, tras carca de cuarenta años de existencia, sigue aún vigente reivindicando, en un paraje fascinante, el espíritu libre de los legendarios encuentros hippies y sicodélicos de finales de los sesenta a los setenta, sin necesidad alguna de recurrir a la publicidad, sin postureos que valgan, con precios razonables, buena música, bien sonorizada, entre servicios confortables y limpios. Un mundo de ensueño ya casi desaparecido de la faz del rock and roll que constituye toda una experiencia musical y social en plena libertad, con olor a salvia, bebiendo Applewine, en el corazón de Odenwald: los legendarios bosques alemanes donde crecen las setas alucinógenas que constituyen la mascota de tan acogedor y lisérgico encuentro, gentileza del gran Mani, toda una divinidad, para la inmensa mayoría de los asistentes al Finki Krautrock Woodstock festival.   

Todas las fotos son de Eva Ferrera (Ivy Lot_):

Detalle del público
Guru Guru
Arthur Brown y su banda
Jack Dupon

Psicodelia con cajón,violín y wah wah al mediodía