|
Portada |
Si se diera el caso, querido lector o lectora, que se te
antojara la necesidad de escuchar un nuevo grupo de rock and roll fuera de lo
común; una banda que, por ejemplo, fuera capaz de procurarte, con firmeza, unos
cuantos pasos más allá de lo reverenciado, que tomara sus raíces del blues y el
punk, pero que encima tuviera la genial idea de dar vida a fantásticas
canciones redimensionadas con una psicodelia de tono ciertamente “macarra”
entre arranques de surf salvaje, incluso postpunk, creo que tengo algo que
cumplirá, con creces, tus exigentes expectativas al respecto. Se trata de una
banda granadina que nos ofrece toda esa música convenientemente mezclada con
excelentes formas y contenidos. Se hacen llamar los
Harakiri y son imaginables
“samuráis” cuya misión es la de manejar, con
muy bien criterio y fuerza, lo conocido con un toque muy personal, sin tapujos
ni miedo al sacrilegio de altares, al margen de ortodoxias, o como ellos mismos
dicen en su presentación, donde incluyen la combinación de etiquetas antes
mencionada: “con la misión de acabar con todo lo que conocemos y tanto nos
aburre”.
Acaban de sacar su primer
disco, un Lp que edita la
Sociedad Fonográfica Subterránea, este otoño de 2016,
con título homónimo. Contiene ocho fascinantes canciones con tal amalgama de
referencias, tan hábilmente combinadas, que lo convierten en una de las
sorpresas más absorbentes y originales de este año. Una apuesta oscura y
primitiva que arriesga no para impresionarte sino
para gustarte, y se nota.
Trayectoria
|
Foto Goyo (Granada) |
Los Harakiris se forman en Granada en 2014. Ellos son Monago
Tornado (Pink Flamingos) a la voz y teclados, Antonio Deshollinador (Perro
Mojado) a la guitarra, Alberto (Juancarlos) al bajo y Antonio Pelomono (Pelo
Mono, Elemento Deserto, El Osombroso y Sonriente Folk de las Badlands) a la
batería.
En un primer momento forma
parte del grupo Miko “El Polaco” que abandona el proyecto cuando se traslada al
extranjero. Le substituye el mencionado Alberto. En marzo de 2015 dan su primer
concierto en la Planta Baja de Granada. El nombre lo toman a raíz de la
película de Masaki Kobayashi, de 1966, llamada “Seppuku” en su título original,
nombre por el que se conoce al suicidio ritual japonés por desentrañamiento
también denominado “Harakiri”.
El disco lo grabaron en directo entre el 13 y el 14 de
febrero de 2016 con Pedro Cantudo en los Estudios Sequentialee (Algunos
Hombres, Pelomono, Tarik y la Fábrica de Colores) de Andújar, donde también fue
mezclado. Todas las canciones son propias y fueron producidas por Pedro Cantudo
y Los Harakiri. El diseño es de
Francisco Mateos. Editado en vinilo por
la Sociedad Fonográfica Subterránea, tiene una tirada limitada de 500 copias. Se presentará el 7 de enero de 2017 en la
Sala Planta Baja de Granada.
Las canciones
|
Los Harakiri |
El disco arranca con “Tienes Spoonful”,
una soberbia mezcla de ritmos penetrantes con
guitarras persuasivas más un descomunal bajo que cabalga con paso firme. “Te he
visto caminar… tienes spoonful lo sabes bien y lo que hiciste ayer, siempre lo
recordarás”.
Sensacional momento
instrumental de regusto surfer entre riffs muy bien definidos “con el viento a
su favor”. Deja que tus pies se muevan al compás de esta sensacional
introducción que nos penetra hasta la médula entre descargas de guitarras, dosis
de ruidos, detalles ácidos, látigos, y ecos de surf and roll.
Le sigue “Mi Vecino Carapán” con esa entrada
descomunal de distorsión modulada con enérgica pasión. Ritmos que se
desenvuelven con rapidez y exactitud, con batería imperturbable,
bajo omnipotente, teclados lisérgicos y
guitarra beligerante. Una banda que
acompaña a la descarnada voz principal con enrome prestancia para
desarrollar
una historia sobre confusión
vital sin nada que hacer, ni pensar, al margen de la cotidianidad.
|
En directo, de su facebook |
A continuación nos ofrecen “Carretera Polvorienta”, canción por
la que discurren con sensacionales arreglos de rock and roll salvaje, con deje
canalla, “el asfalto me quema, nadie me espera, levanto el polvo… vas a bailar
en aquel bar, muévete…”. Solo lisérgicos, un bajo que percute en las sienes y
una batería desbocada son sus principales ingredientes. “No me arrepiento,
ahora está muerto, todo se paga…”. Rendidas las cuentas pertinentes, sigue el
disco con “Muerte al Líder”, con la que acaba la cara A, otra maravilla de punk
descarnado con la que “vamos a acabar muy mal… muerte al líder”. Primitivismo
en esencia, que invita al descontrol con esos momentos de guitarras “que te
buscan y que te encuentran” para despedazarte.
|
En directo, de su facebook |
“En el punto de mira”, es el título del siguiente corte y
con él se abre la cara B. Esquemas de blues bravío e indómito chocando con la
pared de cemento de la mediocridad para derrumbarla con la misma efectividad de
un martillo percutor indestructible. “El transiberiano está en el andén y solo
quieres hacerlo volar y acabar con él… hazlo. ”.
Añaden un persistente piano entre filigranas
descabelladas de guitarra que nos trasladan hasta la inquietante “Asquith”,
canción en el que se mezcla el postpunk, la psicodelia y el instro surf con una
entrega despampanante. Guitarras suicidas, un bajo que reinventa figuras y una
batería impávida dan forma a este tema extremadamente aguerrido que nos lleva
hasta la que ha liado “mi buen amigo”. En “Picadillo de Charles” nos deleitan
con más punk tratado con originalidad, fieles a un modo de entender heredado
del mítico club de la pistola, del “blues cubista” o del maestro Howlin' Wolf,
pero aportando una garra propia nada
desdeñable.
Cierra el álbum otro tema
fascinante llamado “Animal” en el que la banda se muestra especialmente
inspirada para transmitirnos todo el primitivismo que les significa y les
distingue. Y ese instinto de animal, con rabia contenida, va explotando y acaba
por extasiarnos con ritmos consistentes, guitarras vigorosas más teclados
envolventes espaciales que mutan en un orgía de sonidos terroríficos que ponen punto
final a este magnífico trabajo discográfico.
Reflexión final
|
Los Harakiri |
Nos cuentan los Harakiri en el último tema de este disco de
debut: “Alguien pretende acomplejarte, quieren ponerte una mordaza, no
entienden que eres indomable, no hay quien te dé caza aunque sigan tu rastro a
poca distancia… “.
No se nos ocurre
mejor forma para entender su proyecto en toda su magnitud: esa letal forma de enfocar la música
mediante una original mezcla salvaje entre el blues y el punk más detalles
psicodélicos, dosis de surf and roll y
recuerdos al postpunk más irreverente. Coexiste en esta banda todo lo
aprehendido de combos de cabecera, pero hay muchísimo más de propio entre
arreglos fascinantes, descargas sorprendentes y métodos imaginativos que crecen
hasta cotas inmensas con esa brillante mezcolanza de recursos instrumentales y
lírica oscura.
Los Harakiri no son otra
banda más, y en su propuesta vas a encontrar tantos eslabones perdidos que te va
a cuadrar toda la historia menos contemplativa y más beligerante del rock and
roll desde sus inicios a la actualidad. Si con ellos te aburres, es que no has
entendido nada de su música y prefieres regodearte en los cansinos complejos de
una parte de la escena que, de por sí, corre el riesgo de convertirse en algo demasiado
repetitivo por intentar ser demasiado respetuoso con los clásicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.