No es un disco fácil, y no solo por la dureza de sus letras, sino por los arreglos de sus canciones, en los que se nota la mano de este gran compositor que no cae en la tentación de construir canciones especialmente tenebrosas ni tampoco empalagosas. Sin duda, podríamos considerar que ha logrado acotar un estilo propio en el que desenvolver sus inquietudes musicales y literarias. En ese espacio, las melodías adquieren diversas tonalidades y ayudan a transmitir esos sentimientos tan duros con esquemas musicales no menos agridulces.
L’Avalanche empezó en Málaga allá por 2002 siendo un trío franco-español-ucraniano, que tomó su nombre de la emblemática canción de Leonard Cohen, y formado por Alexandre Lacaze (voz y guitarra), Enrique del Río (guitarras) y Nazar Danish (violín y piano). Tienen un par de Ep’s editados, un primero de 2007 para Producciones Peligrosas de Granada y un segundo de título homónimo editado por su propio sello La Musa Records. Ese segundo Ep contenía cinco canciones cuyo espectro sonoro recorría desde la “chanson” francesa hasta el folk americano pasando por la experimentación post-rock y el pop inconformista más allá de lo contemplativo. Su música ha sonado en las mejores salas del Estado español y también del país vecino, Francia, donde conseguieron la aclamación del público. Fueron finalistas de numerosos festivales como el Greenspace Heineken o el Proyecto Demo; Radio 3 les promocionaría en varias ocasiones con excelentes críticas; y fuerono considerados Talento FNAC, entre otros muchos laureles, pero sin embargo no lograron la repercusión que merecían más allá de la siempre recurrente, pero a la par terrible, categoría de “grupo de culto”. No nos engañemos: ser grupo de culto en un país como el nuestro, equivale a padecer un sufrimiento difícilmente soportable provocado por una amalgama de injustos desengaños y puertas cerradas por intereses meramente económicos sin apenas criterio. No vamos a perder el tiempo despotricando contra el sistema de oferta y demanda artística de este país, por otra parte cada vez más egoísta y despersonalizado, así que mejor dediquémonos a escuchar atentamente su música porque contiene una considerable cantidad de detalles, tan elegantes como creativos, a tener muy en cuenta. L'Avalanche pasaron de trío a dúo, con Alexandre y Enrique a las guitarras, y finalmente se ha quedado solo su principal compositor.
Todas las canciones y dibujos de este último disco son obra de Alexandre Lacaze. Fueron grabadas en Marsella entre septiembre de 2010 y septiembre de 2011, ayudado por Enrique del Río a la guitarra; más la banda que le acompaña en los directosp or el país galo: Stephane Salerno a la guitarra, kora, celesta y armonium; Alexandre Sereis a la producción y bajo; Jules Pelletier a la batería; Mike Green al acordeón y mandolina; más Nasser Soltani a la percusión.
El disco se abre con la melancólica canción “Les fantômes des amants des marins”, en el que se nos descubre "herido por todos los silencios... con el destino que se ríe de los vencidos", y ayudado por esos coros a modo de lamentos de los marinos que caen al fondo del mar y se convierten en fantasmas que nunca volverán a besar a sus amadas. Le sigue “Alice Derrière du Miroir”, que empieza con los desgarradores versos: " Mi padre es un muerto que me lleva en sus brazos, él sonríe a la gente que nos mira detrás del espejo" y donde pide que nos salven del amor, de nosotros mismos, de las tinieblas, de la soledad. En el tercer tema, “Rue des stations” recuerda, entre sombras, tantos trenes perdidos en la vida mientras espera que la persona amada le busque. A continuación se pregunta cómo vivir sin futuro en la canción “Pour Vivre”, o nos explica el final de un amor, con sus sueños y mentiras, en la canción “A love so beautiful”. En “Le Roi” explica la historia de un rey que vivía en su torre de cristal, entre desiertos y montañas heladas, y que muere en soledad; para acabar con “Toujours” en la que nos cuenta que “las caras de los niños será el único recuerdo que nos quede”, "nunca olvidará la mano que ya no dará más" y finaliza con la frase “herido, herido por la memoria”.
Quizá algunos y algunas consideren que este disco es triste, depresivo y demasiado duro, o incluso piensen que es poco recomendable para aquellos y aquellas que acaben de pasar por alguna experiencia traumática como por ejemplo el final doloroso de una relación amorosa. Otros y otras puede que se sientan tan identificados con estas canciones que les sirvan de ayuda para lamerse sus propias heridas con seneridad. Sea cual sea la opción personal del oyente, creo que, por encima de todo, se trata de un buen álbum mediante el que Alexandre ha conseguido transmitir unos sentimientos mediante unas melodías cautivadoras. Estas nuevas canciones permiten delimitar, aún más si cabe, su estilo bondadoso pero no complaciente que certifica el empeño por construir su propio microcosmos musical y literario. Para ello, en este trabajo discográfico ha optado por transportar una posible experiencia personal al plano artístico y ha conseguido sobrecogerme el corazón con su tremenda pena. Tras ese proceso comunicativo completo, me permito afirmar que su propósito no solo ha sido cumplido con creces sino que nos asegura, frente a todas las dificultades, nuevos y magníficos pasos creativos a seguir teniendo muy en cuenta.
Nota: puedes escuchar las canciones en el bandcamp.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.