Las grandes obras de arte corren el riesgo de pasar desapercibidas en su época porque comportan cambios difíciles de asimilar por unas masas cuyo gusto ha sido moldeado por unos medios de comunicación, dirigidos por un poder establecido, que prefieren otros creadores coetáneos más asequibles. Esa lamentable realidad puede servirnos a modo de placebo para aminorar la decepción que provoca la indiferencia mediática que consiguen muchos trabajos memorables como éste que te presentamos: un genial álbum titulado “Un Mal día (lo tiene cualquiera)” de la banda andaluza Las Buenas Noches. A nuestro modo de ver, el consumismo cultural sin criterio está tan extendido que incluso los medios especializados se ven implicados en un proceso lamentable de encumbrar trabajos discográficos prescindibles para obtener el máximo de beneficios factibles en el menor tiempo posible. El único propósito es que ese mercantilismo desaforado y a la desesperada, les permita seguir respirando con el agua sucia de la crisis subiendo cuello arriba.
No es nuestra intención pontificar sobre la nefasta situación económica que estamos atravesando. Muchos de vosotros y vosotras ya os habréis dado cuenta de que así son las cosas y pobre de aquel al que se le ocurra que podrían ser de otra forma porque puede que incluso vayan a peor. En realidad, la cultura en general, la buena y la mala, es lo menos rentable que existe en el mundo. Con lo bien que se venden los trapitos de moda cosidos a mano en el sótano de nuestras casas, para qué invertir en música.
Por eso, cuando nos topamos con discos como el segundo trabajo de esta banda, es inevitable que nos alegremos al comprobar que el espíritu creativo de la escena folk de este país está muy vivo y sigue regalándonos grandes obras aunque, para ser precisos, es inevitable que a la vez nos enfademos al comprobar que en los dos últimos años no se ha escrito todo lo necesario para encumbrar, como es debido, este precioso álbum que te presentamos a continuación.
Las Buenas Noches son un quinteto sevillano de folk con toques psicodélicos y pop, que en 2011 sacaron “Un mal día (lo tiene cualquiera)”, un álbum brillante editado por Aventuras Domésticas con Licencia Creative Commons. Contiene diez temas en formato Lp y una canción más en Cd. La banda debutó en 2008 con un disco llamado “Aventuras domésticas” que editaron en CD y que se distribuyó por internet por medio de una licencia Creative Commons. En ese disco ya demostraron su firmeza folclórica con un toque propio especial que convertía a las canciones en algo muy suyo entre detalles latinos, blues, copla, el klezmer originario de la comunidad judía de la Europa del Este o la chacarera, popular danza argentina. La banda está formada por Rubén Alonso (voz, ukelele, banjo, dobro) Miguel Brieva (cuatro venezolano, charango, percusión) Daniel Cuberta (batería) Camilo Bosso (contrabajo, xilófono) Dani Matas (guitarra española, charango, piano de juguete). Son un grupo de amigos que empezaron a juntarse allá por 2006 para compartir sus inquietudes musicales. Su concepto artístico nace de un espíritu creativo enfocado desde un punto de vista amateur. Siempre han tenido muy claro que quieren compartir su música sin la intervención de ningún intermediario. Varios de los miembros del grupo realizan actividades individuales como Cuberta en el campo audiovisual o Miguel Brieva en el cómic y la ilustración.
Este segundo disco ha sido grabado en el Estudio La Mina de Raúl Pérez entre noviembre y diciembre de 2010. La impactante y apocalíptica portada abierta, con sus espectaculares perspectivas y detalles surrealistas, así como los varios dibujos que contiene el disco más el diseño del álbum, son obra de Manuel Brieva, conocido dibujante que ha colaborado con varios medios como 'El Jueves', 'La Vanguardia', 'Ajoblanco', o el País. Entre su obra, destaca 'Memorias de la tierra' (Reservoir Books 2012), su segundo libro que recopila su trabajo disperso en diferentes publicaciones. También cabe destacar que todas las canciones son originales de la banda así como la participación en la grabación de dos de ellas, de la violinista Eloísa Cantón.
Manuel Brieva |
El disco se abre con la canción “El fin del mundo”, en la que nos describen una situación catastrófica “con negros caminos calientes al sol, grietas en la tierra, torres que caen, riadas que se lo llevan todo”. Un tema en el que ya destaca la impresionante voz principal, los sencillos arreglos con instrumentos de percusión, piano de juguete, y guitarras, que desembocan en un estribillo emotivo, otra de las habilidades de este grupo que construye atmósferas inquietantes que se abren de repente con momentos luminosos.
“El hombre del tiempo”, es el siguiente tema y en él consiguen que el oficio de meteorólogo llegue a resultarnos escalofriante. Entre canciones asesinas de cielos claros y noches sin luna que esconden almacenes repletos de días perdidos, el Hombre del Tiempo “no me engaña”, tiene “un papel con mi nombre en su bolsillo” y “cena frío, cena solo, sin hambre, frente a un televisor sin sonido”. “Jungla” es el titulo de una canción hipnótica, con efectos selváticos, que arranca a caminar entre rumores y los “pasos de fuego”, del león. La canción va modificando su intensidad hasta conseguir su plenitud con un pasaje encantador de guitarras. Le sigue “Tucumán”, en la que una estatuilla, recuerdo de esa provincia argentina, nos cuenta que “llevo mil años quieto sobre este pedestal, todo lo que es incierto lo he de figurar”. Otro ejemplo más del dominio de este grupo para moldear la rítmica con una habilidad encomiable. En “La Plaga ” nos advierten que “las mentiras que contaste, volverán todas a ti”. Se trata de una excepcional canción minimalista, hasta bailable, con melodía turbadora en la que añaden toques folklóricos que la redimensionan con excelentes resultados melódicos con encantadores detalles pop.
Foto: Sergi Moro |
“El afilador”, con toques de blues ancestral a base de banjo, es el tema que solo se incluye en la versión en CD. En él nos explican “si tu perro te muerde el hueso del pié, señal de que no lo enterraste bien… Reír, llorar, tu navaja has de afilar (…) mujeres en vela cantan la canción, esconden cuchillos sin mala intención”. Aparece también un excepcional y cariñoso toque de violín casi “celta” para una segunda voz que engrandece la canción.
Los tres últimos temas del disco, tan mordaces como surrealistas, son quizá los más reivindicativos del disco. El primero se titula “40 ladrones” y en el nos cuentan la historia de unos ladrones que van al pueblo a robar lo que sobra mientras los señores duermen bajo llave sin notar el chasquido de la aurora. Impresiona la frase: “reluce como el oro, más es la usura…detrás del brillo solo hay amargura”. A destacar también su toque de piano de juguete. El siguiente canto es una turbadora “Oda a la seguridad” en la que se pone de manifiesto lo esperpéntico que puede resultar atajar la sensación de inseguridad de forma obsesiva mediante “muros de cuatros metros, alambrados de espinos, perros entrenados con instinto asesino, alarmas y detectores en todas las esquinas…”. Hasta el punto que sea el propio individuo el que sea encerrado bajo llave. Ideal para preguntarnos, como bien apuntan en el tema: ¿qué es mejor vivir, o sentirse seguro”. Sin desperdicio el final de la canción con la siguiente recomendación consecuente con esta sociedad obsesionada con la seguridad: “todo buen ciudadano debería, al menos una vez en la vida, ser atropellado por su propio coche”. Finaliza el disco con la hilarante “El Día de tu boda”, una canción construida a base de rimas consonantes entre romanticismo, abismo, egoísmo, esnobismo. Un tema que se inicia de forma melancólica pero que adquiere un aire bailable y luminoso magnífico para acabar con el preceptivo “chim-pón”.
Foto: Yúmar Hidalgo |
Mientras escuchas las magníficas canciones, podrás deleitarte viendo las geniales ilustraciones y leyendo, en el insert del álbum, el excepcional trabajo poético, tan conciso como contundente, de las Buenas Noches. También incluyen el siguiente texto, a tener muy en cuenta: “Se recomienda encarecidamente, durante la escucha de este disco, la ingesta simultánea de substancias estimulantes o psicotrópicas en aras de obtener el mayor disfrute de su contenido musical”. Realmente tiene este disco una aura lisérgica y surrealista que le sitúan al margen de gran parte de la escena folk Indie de este país obcecada en promocionar a frágiles cantautoras con planteamientos acústicos demasiado previsibles. El disco de las Buenas Noches va mucho más allá con canciones absorbentes, conmovedoras, hipnóticas, repletas de matices extraordinarios, a base de arreglos sencillos pero a su vez tremendamente emotivos. Dominan los crescendos y las intensidades como pocos, tienen un deje andaluz perceptible que les ubica y les honra pero que no les determina en su proceso creativo plagado de referencias a la tradición musical del Mediterráneo a Oriente pasando por África y Latinoamérica.
Manuel Brieva |
En el mejor de los futuribles, nos atrevemos a augurar que, dentro de unas décadas, se pagarán pequeñas fortunas por esta obra discográfica que probablemente ahora puede ser considerada ya de culto. Los integrantes de las Buenas Noches tienen una concepción del arte que les aleja de la ansiedad que puede provocar en el artista la necesidad imperante de profesionalizar su trabajo. La tranquilidad y la determinación que conforman su devoción artística, facilita sin duda que su proceso creativo sea tan espléndido y memorable. Francamente, se trata de un planteamiento optimista ideal para evitar, al menos por momentos, la absurda realidad cotidiana que nos acecha en ese mal día, quizá más de uno y de dos, que cualquiera puede tener.
Nota: Puedes escuchar el disco en el bandcamp. Actúan el 8 de marzo de 2013 en Lleida dentro del festival de Músiques Disperses.
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