Sand Ula debuta con “The Wave”, un disco de emociones mecidas por olas de ingenio y pasión
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Por lo general estamos habituados a oír discos en los que sus artífices vierten los impulsos creativos con un único, a lo sumo un par de criterios estilísticos a los que pueden, en su caso, añadirles detalles referenciales de otros géneros en un amplio abanico que oscila entre el integrismo y la fusión. Son bastantes menos los músicos que no se conforman con ninguno de esos extremos y necesitan imperiosamente un espectro más amplio para comunicarse con nosotros mediante sus canciones. Me refiero a artistas que, desde su irrenunciable situación de melómanos eclécticos, nos ofrecen un trabajo tan variado que en cada una de sus obras han sido capaces de reinventarse con resultados sorprendentes. Son álbumes con variados esquemas temáticos, incluso tan diferentes que a veces parecen pertenecer a distintos proyectos a cuál más imaginativo. A ese mundo de geniales creadores y creadoras, capaces de generar olas propias con las que mecen o zarandean sus ilusiones, pertenece este Ep, aún no editado, con el título de “The Wave” protagonizado por una gran compositora así como cantante que responde al nombre artístico de Sand Ula.
Trayectoria
Sandra Socias. Foto: Marco Gracia
Sand Ula es el psuedónimo artístico que identifica, de forma genérica, el proyecto personal de la compositora, cantante y teclista barcelonesa Sandra Socias, quien anteriormente había sido voz solista de bandas como los Moviemakers y The Hitbacks, un poderoso trío de “garage” con los que grabó un disco con el título de “Rock’n’Roll Reset” (2012). “The Wave” es su primer Ep y contiene siete temas de los que es autora tanto de la música como de las letras. También canta en todas las canciones y se encarga de los coros. Los temas se grabaron recientemente en La Atlántida Estudio (Barcelona) con el productor Edgar Beltri (Los Tiki Phantoms) quien también interpreta todos los instrumentos (guitarras, batería) más Carla Santacreu (The Lizards) en algunos coros adicionales, y Albert Contra quien aporta guitarras adicionales en tres de los siete temas. La masterización ha corrido a cargo de Mario Patiño, también en la mencionada Atlántida Estudio. El artwork es de Carla Santacreu (Csdsing) y destaca por ese genial juego de imagen entre las olas del mar y el pelo de Sand Ula, fotografiada por Marco Gracia.
Las canciones
Yendo hacia el estudio.
El disco arranca con el tema “Song For The Cure” y lo hace con la personalísima voz de Sandra acompañada por acordes enérgicos que la mantienen flotando con una gran habilidad. Un tema de aires americanos en el que los arreglos van adquiriendo una trascendencia descomunal mediante un crescendo medido con una destreza de auténticos profesionales. Con la entrada de la batería es inevitable que los pelos vayan erizándose uno a uno hasta que en el clímax del tema principal, la música cabalgue sobre un medio tempo de una belleza extraordinaria con una sentida gravedad de la que emanan sensacionales momentos melódicos con unas combinaciones de voces extraordinarias. El tema nos habla de curación, víctima de acoso, de momentos de intimidad, de soledad, meciéndose lentamente, viéndose a sí misma caminando por la orilla, con los recuerdos mezclándose con los pensamientos, y las partes del cuerpo.
Edgar Beltri con la steel guitar
Dejamos atrás la oscuridad del anterior corte, y entramos en la luminosidad playera de “Leaves And Feathers” con ese ritmo sencillo, casi de habanera con influencias hawaianas, sobre el que Sandra canta un tema cariñoso que deriva en su mitad a una excelente descarga de rock contundente entre golpes de guitarra combinados con potente batería. En esta ocasión la protagonista se sitúa en un paraíso sin tarjetas de crédito, rodeada de pájaros, cascadas, durmiendo con una cama de hojas… oyendo a Johnny Cash. El siguiente corte lleva por título “The Bride”, con una mortuoria entrada instrumental sobre la que Sand Ula volverá a dejarnos anonadados con su excelente registro vocal en un tema de vocación siniestra sobre el que los coros van acrecentando su trascendencia entre oraciones, campanas a muerte, y maleteros de coche con sorpresas. “My Home, My Grave” incide en ese claro componente argumental y musical del outlaw country, con esenciales momentos oscuros, para contarnos historias de personas que arrastran cadenas por caminos polvorientos mientras el sol resulta muy difícil de aguantar. En esos momentos tan duros, hasta el alma resulta difícil de soportar. Unos momentos musicales cercanos al recitado que transmiten ese desespero con exactitud milimétrica y que acaban por descargar la agonía sobre ese estribillo pensado con detalles de góspel y respaldado por efectos sonoros viscerales.
“One Week Of Boredom” tiene una concepción rítmica muy original y juega de nuevo con ese componente coral tan bien trabajado e ideado por la artista y sus acompañantes instrumentistas capaces de dotar de una enorme vida el motivo central mediante sencillos pero efectivos punteos. Nos cuenta en el tema: “Condenada a una semana de aburrimiento… sin alimento para el alma, susurro el canto que me viene a la cabeza”. “Farewell”, siguiente canción, tiene un aire más folk con momentos ácidos. Guitarras y voces moviéndose con enorme destreza, con paradas para contemplar el camino recorrido mientras se aleja de la ciudad. Otra belleza melódica que nos lleva al tema final, esa “The Wave” que da título al disco y que nos sorprende con una descomunal creación de powerpop. Un auténtico temazo, de esos que identificamos a la primera como un éxito seguro, en el que melodía y ritmo se conjugan con un trenzado de genialidades que invitan al baile y a la reflexión, esperando esa ola que nos lleve a la tierra de los valientes, y desparecer…
Reflexión final
“The Wave” es un álbum en el que Sand Ula ha volcado una necesidad imperiosa de expresar sus sensaciones vitales orquestadas con un amplio abanico de géneros que han forjado su experiencia artística. No hay duda de que tiene un gran talento para componer melodías atractivas con letras pensadas a conciencia, pero no es menos destacable esa ingeniosa forma con la que sus acompañantes crean una tensión emocional mediante crescendos imaginativos o la incorporación paulatina de instrumentos en arreglos que parecen sencillos pero que contienen una fuerza fascinante. Por otra parte, a modo de detalle a tener en cuenta para entender una parte muy significativa de algunas de las letras del disco, cabe mencionar que el disco fue concebido durante un periodo de convalecencia de su creadora.
Sandra Socias. Foto: Marco Gracia
Según nos cuenta la propia Sandra Socias, entre sus prioridades figura la autoedición de este disco entre finales de este año o principios de 2016 aunque cabe la posibilidad de que antes, se haya interesado alguna de nuestras valientes discográficas con el objetivo de sacarlo al mercado discográfico con todo lujo de detalles. Sea cual sea la opción en la que llegue a nuestras manos su soporte físico, por el momento puedes disfrutar de las canciones en elbandcamp. Personalmente, tengo que añadir que sus temas me cautivaron desde la primera audición y estoy convencido de que su visión ecléctica, con la que se hace patente el dominio de un amplio abanico de estilos asociados con el rock and roll, creará en ti un efecto altamente reconfortante con el que te sumirás en varios estados emocionales al ritmo de canciones ágiles, creadas con la determinación de un excelente criterio musical, e interpretadas con el dominio propio de unos profesionales. “The Wave” resulta un disco fascinante en el que tienen cabida aspectos reflexivos e ilusiones dando vida, mediante arreglos ingeniosos y una voz solista magnífica, a propósitos vitales y artísticos expresados con canciones de gran belleza que resultan tan comunicativas como conmovedoras.
Guau! Quina veu, quines cançons i quins arranjaments! Això és un senyor disc, i tant que sí! Moltes gràcies per la descoberta!
ResponderEliminarGràcies a tu pel comentari. És una gran compositora i cantant, sense dubte...
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