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Portada |
Tras diez años de proyecto y un infarto que casi nos
arrebata en 2015 a este genio de la palabra y la canción que es Javier Molina,
resurge
Delanada con su tercer disco titulado de forma genérica “Pasado el
diluvio” (
Ovejasydiscos 2017).
Consta de doce temas en los
que se habla de miedos pero también de planes
de futuro, de paz y de este tiempo que nos ha tocado vivir, de la tierra
y el barro, y de mudar la piel para poder existir y descansar.
Un trabajo discográfico, como siempre
envuelto en una fascinante presentación visual, que ahonda en lo más profundo
del ser
con letras trabajadas de forma
minuciosa, envueltas en arreglos musicales muy emotivos que despiertan la sensibilidad
del oyente hasta el punto de que cualquier debilidad razonable aflora dando
muestras de una fuerza emocional sin parangón alguno.
Trayectoria
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Jordi, Javier, Xavi y Jeffrey Patch. Delanada. Foto: Lucía Calatayud |
Delanada es el nombre del proyecto artístico con el que nos
presenta su obra, desde 2006, Javier Molina, nacido en Cornellà de Llobregat en
1978. Anteriormente había creado en 2003 la banda barcelonesa de pop Indie
Cuaderno Gris en la que cantaba y tocaba la guitarra acompañado de Rubens
Molina (bajo) y Jordi Farreras (batería). Ya en solitario graba en 2007 un
trabajo intimista compuesto por tres canciones para Ovejasydiscos, sello con el
que en 2009 vuelve a sorprendernos con un CD bajo el título de “Cuatro
canciones para no dormir y una declaración de intenciones”. Con ese disco
cierra una época errante de su vida, tras la cual crea la mencionada
discográfica con Pilar Pascual, artista plástica responsable de las portadas de
los diversos trabajos editados hasta el momento por Delanada.
El año 2012 salía al mercado discográfico,
con la ayuda de Buen Ritmo, su siguiente
álbum con el título de “El enemigo silencioso”
(reseña de
Magic Pop).
Su siguiente
trabajo, “Duelo al Alba”
fue grabado y
producido por Javier Molina en su casa en Rubí durante agosto y septiembre de
2013.
Se editó en 2014 por Ovejasydiscos.
Pilar Pascual y Laia Palau (L’Orangerie
Studio) fueron las responsables de nuevo de las imágenes y el diseño gráfico
(leer reseña en
Magic Pop). El Cd se presenta en digipack más libreto interior con las letras incluidas.
Por lo que respecta a “Pasado el Diluvio”, Javier Molina se
ha encargado de componer y cantar todas las canciones así como de tocar la
guitarra y el piano. Le han acompañado
Jordi Funes a la guitarra eléctrica y Lap
Steel, Gerard Pàmies al bajo, Xavi Martínez a la batería y percusión, Dani
Masgoumiery al piano eléctrico y Hammond, Carlos Ródenas en el contrabajo y
David Maltesta al banjo.
Producido por
Molina y Funes, fue grabado en Cap Record (Barcelona) y masterizado por Javier
Roldón en Vacuum Mastering (Zaragoza). La ilustración y dirección de arte ha corrido
a cargo de l’Orangerie Studio (Laia Palau, Pilar Pascual y María Pascual).
El resultado visual es un magnífico trabajo
en el que se mezclan fotografías de 1905 a 1909 del catálogo del National
Archive con azul puro, blanco y rosa carne, combinados con una bola de color que
a modo de meteorito de esperanza impactará con el oyente.
Las canciones
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Jordi Funes con Javier Molina |
“La indiferencia”
abre el disco con esas fabulosas señas de intimismo que predominan en todo el
álbum, un trabajo en el que sus protagonistas entrelazan voz envolvente,
guitarras punteando con elegancia, ritmos con parsimonia relajante y varios
efectos, entre ellos de Lap Steel y piano,
que enriquecen la base con sutilezas magnánimas.
“Me he cuestionado hasta caer y he vaciado mi
interior, aún me preguntó el por qué
pero no siento rabia, he dejado atrás la indiferencia”.
Una canción que se nos antoja escogida
especialmente para arrancar con este trabajo repleto de confidencias y que nos
lleva hasta la “Infinita paz”. Aquí el equipo de Delanada “anda buscando una
razón que justifique una existencia en constante combustión”.
Con referentes a los sonidos americanos de
raíz, la voz de Javier se torna más áspera si cabe sin perder por ello la más
absoluta sinceridad emotiva de sus palabras.
Punteos de folk, escobillas que barren el espacio sonoro, entre acordes
que se desploman como
los rayos del sol
nos ayudan a creer cómo “estuve cerca de caer, y esa es la verdad”.
“Quemar el mar” nos invita a “soñar la verdad, comprar la libertad,
esperando una señal y dejándonos llevar”.
El tema tiene un deje
profundo, incluso siniestro, aunque sus
arreglos enigmáticos nos disipan de dudas, mientras oscurece. Canciones que desprenden una complicidad
manifiesta entre sus artífices para que emerja el universo peculiar de Molina
con una belleza espeluznante, dispuesto a avanzar como sea. En el siguiente
corte, “Solo queda aire”, el autor se pregunta sobre el mañana, pero también
por el hoy, y lo hace con las pocas
palabras que le quedan, dispuesto, eso sí, a utilizarlas si es preciso, sin
reproches. Verso a verso, acorde a
acorde, punteos entre toques de percusión a ritmo de bolero, y la absorbente voz de Javier consiguen que el corazón del
oyente vaya encogiéndose paulatinamente.
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Artwork a cargo de L'Orangerie |
“Planes de futuro” es otro ejemplo claro de que las
canciones de Delanada tienen un componente melódico especial, capaz de
contagiar los sentimientos con una pasión acaparadora. “Si me lo pides, yo
canto a las paredes para que caigan de una… tú sabes que yo no voy a ningún
sitio, que me quedaré”.
Momentos
cargados de profundo sentimiento que son posibles gracias a sutiles arreglos
desdibujados por instrumentistas espectaculares.
Canciones que nos demuestran que siempre
“quedan palabras por pronunciar…esa luz ” de “Nuestro es el tiempo”, título del
siguiente corte.
Pequeños solos
completan tan sensacional momento cargado de certidumbres
sonoras y líricas.
Con “Tierra en la pared”
el autor “aspira a contemplar… he visto el final y lo he dejado pasar.
Hoy puedo decir que no, no pienso abandonar”. Otra canción en la que Javier
abre las puertas de la esperanza para seguir adelante. El siguiente tema tiene
una curiosa mezcla de sonido latino con americano, llegando incluso al bailable
canalla. Ese “Barro” para restregarnos si hay algo que celebrar. “No hay razón,
no hay piedad, pero si quedan fuerzas, debemos continuar”. Crece el tema acompañando la voz de su
artífice con fabulosos riffs de guitarras, percusión, Hammond, y bajo quienes
consiguen una ambientación ciertamente
conmovedora.
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Javier. Xavi, Jordi, y Jeffrey |
En “Restos de un pastel “ la guitarra acústica dialoga con
la Steel mientras la voz principal nos canta “muestro mi debilidad, no tengo
nada que ocultar” entre caminos por soñar y otros por olvidar. Otra exquisitez
de este gran creador capaz de convertir las “debilidades” personales en
fundamentos existenciales de una magnitud universal.
De este modo nos hallamos en los temas
finales de tan magnífico trabajo y disfrutamos de un exquisito instrumental
con la acústica y el lap Steel como
protagonistas bajo el título de “Antes del diluvio” a modo de preludio del
siguiente corte que da título al álbum.
“Pasado el diluvio” ahonda en el ejercicio reflexivo con
confesiones que le llevan a saber “todo lo que he sido, todo lo que voy a hacer
y puedo ser”. Música de una intensidad
acongojante que detiene la respiración
mediante “una fuerza superior” ante la que no cabe más que claudicar, sin
tapujos que valgan, ante la enorme profesionalidad de estos grandes
músicos. Cierra el disco “Mudarás la
piel”, el último de los cortes, escogido como el primero con una intencionalidad
vital muy clara. “Sé cómo caer… hay dónde ir, donde poder construir. Acompáñame
y podremos ser”. Acompañado por banjo,
guitarra y piano, Delanada da la última de las inconmensurables muestras de su
habilidad manifiesta, con su voz melodiosa, incluso agridulce si se empeña, en
estos últimos pases de promesas arropadas por palmas.
Reflexión final
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Javier Molina |
Según nos cuenta el propio autor en el texto incluido en el
libreto del disco, este álbum “se ha gestado en una época de mi vida de
continuos cambios, tanto físicos como emocionales”. Se
considera deudor de ciertas personas que,
desde múltiples perspectivas, igual de remarcables que las musicales por
importantes que éstas sean, le han ayudado a superar circunstancias graves como
ese infarto al que nos referíamos al principio, o le han dado una mano para
cuidar de su hija. “Me han dado amor”, insiste, “y me han ayudado a apagar
incendios”, desde la intendencia cotidiana a la materialización de tan
extraordinario disco. Y en prueba de su gratitud, nada mejor que este disco
llamado tan acertadamente “Pasado el diluvio”, un álbum que marca un después de
muchas cosas a la búsqueda de esa esperanza en el que hay que pensar, deseoso
de la voluntad que nos permitirá seguir disfrutando del imaginario de uno de
los cantautores, no solo más emotivos sino también más sinceros, de la escena
internacional. Sus canciones consiguen que encontremos, en nuestro tiempo,
esa “infinita paz”
en la que las debilidades son las auténticas
verdades para procurarnos unos excelentes planes de futuro.
Luego, como dice el propio Javier Molina, “Cada
cual se lo verá”.
Nota: Puedes escuchar las canciones y conseguir una copia del disco en el
bandcamp. El 26 de mayo de 2017 se presenta el disco en el Espai Jove Garcilaso de Barcelona (
+ info).
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