miércoles, 10 de mayo de 2017

“Pasado el diluvio”, Delanada nos ofrece con voluntad y amistad un disco profundo repleto de esperanza

Portada
Tras diez años de proyecto y un infarto que casi nos arrebata en 2015 a este genio de la palabra y la canción que es Javier Molina, resurge Delanada  con su tercer disco titulado de forma genérica “Pasado el diluvio” (Ovejasydiscos 2017).  Consta de doce temas en los que se habla de miedos pero también de planes  de futuro, de paz y de este tiempo que nos ha tocado vivir, de la tierra y el barro, y de mudar la piel para poder existir y descansar.  Un trabajo discográfico, como siempre envuelto en una fascinante presentación visual, que ahonda en lo más profundo del ser  con letras trabajadas de forma minuciosa, envueltas en arreglos musicales muy emotivos que despiertan la sensibilidad del oyente hasta el punto de que cualquier debilidad razonable aflora dando muestras de una fuerza emocional sin parangón alguno.  

Trayectoria 

Jordi, Javier, Xavi y Jeffrey Patch. Delanada. Foto: Lucía Calatayud 
Delanada es el nombre del proyecto artístico con el que nos presenta su obra, desde 2006, Javier Molina, nacido en Cornellà de Llobregat en 1978. Anteriormente había creado en 2003 la banda barcelonesa de pop Indie Cuaderno Gris en la que cantaba y tocaba la guitarra acompañado de Rubens Molina (bajo) y Jordi Farreras (batería). Ya en solitario graba en 2007 un trabajo intimista compuesto por tres canciones para Ovejasydiscos, sello con el que en 2009 vuelve a sorprendernos con un CD bajo el título de “Cuatro canciones para no dormir y una declaración de intenciones”. Con ese disco cierra una época errante de su vida, tras la cual crea la mencionada discográfica con Pilar Pascual, artista plástica responsable de las portadas de los diversos trabajos editados hasta el momento por Delanada.  El año 2012 salía al mercado discográfico, con la ayuda de Buen Ritmo, su siguiente  álbum con el título de “El enemigo silencioso” (reseña de Magic Pop).  Su siguiente trabajo, “Duelo al Alba”  fue grabado y producido por Javier Molina en su casa en Rubí durante agosto y septiembre de 2013.  Se editó en 2014 por Ovejasydiscos.  Pilar Pascual y Laia Palau (L’Orangerie Studio) fueron las responsables de nuevo de las imágenes y el diseño gráfico  (leer reseña en Magic Pop). El Cd se presenta en digipack más libreto interior con las letras incluidas.

Por lo que respecta a “Pasado el Diluvio”, Javier Molina se ha encargado de componer y cantar todas las canciones así como de tocar la guitarra y el piano. Le han acompañado  Jordi Funes a la guitarra eléctrica y Lap Steel, Gerard Pàmies al bajo, Xavi Martínez a la batería y percusión, Dani Masgoumiery al piano eléctrico y Hammond, Carlos Ródenas en el contrabajo y David Maltesta al banjo.  Producido por Molina y Funes, fue grabado en Cap Record (Barcelona) y masterizado por Javier Roldón en Vacuum Mastering (Zaragoza). La ilustración y dirección de arte ha corrido a cargo de l’Orangerie Studio (Laia Palau, Pilar Pascual y María Pascual).  El resultado visual es un magnífico trabajo en el que se mezclan fotografías de 1905 a 1909 del catálogo del National Archive con azul puro, blanco y rosa carne, combinados con una bola de color que a modo de meteorito de esperanza impactará con el oyente.   
      
Las canciones 

Jordi Funes con Javier Molina 
 “La indiferencia” abre el disco con esas fabulosas señas de intimismo que predominan en todo el álbum, un trabajo en el que sus protagonistas entrelazan voz envolvente, guitarras punteando con elegancia, ritmos con parsimonia relajante y varios efectos, entre ellos de Lap Steel y piano,  que enriquecen la base con sutilezas magnánimas.  “Me he cuestionado hasta caer y he vaciado mi interior, aún me preguntó el por qué  pero no siento rabia, he dejado atrás la indiferencia”.  Una canción que se nos antoja escogida especialmente para arrancar con este trabajo repleto de confidencias y que nos lleva hasta la “Infinita paz”. Aquí el equipo de Delanada “anda buscando una razón que justifique una existencia en constante combustión”.  Con referentes a los sonidos americanos de raíz, la voz de Javier se torna más áspera si cabe sin perder por ello la más absoluta sinceridad emotiva de sus palabras.  Punteos de folk, escobillas que barren el espacio sonoro, entre acordes que se desploman como  los rayos del sol nos ayudan a creer cómo “estuve cerca de caer, y esa es la verdad”.            

“Quemar el mar” nos invita a “soñar la verdad, comprar la libertad, esperando una señal y dejándonos llevar”.   El tema tiene un deje profundo,  incluso siniestro, aunque sus arreglos enigmáticos nos disipan de dudas, mientras oscurece.  Canciones que desprenden una complicidad manifiesta entre sus artífices para que emerja el universo peculiar de Molina con una belleza espeluznante, dispuesto a avanzar como sea. En el siguiente corte, “Solo queda aire”, el autor se pregunta sobre el mañana, pero también por el hoy,  y lo hace con las pocas palabras que le quedan, dispuesto, eso sí, a utilizarlas si es preciso, sin reproches.  Verso a verso, acorde a acorde, punteos entre toques de percusión a ritmo de bolero, y la absorbente  voz de Javier consiguen que el corazón del oyente vaya encogiéndose paulatinamente.         
Artwork a cargo de L'Orangerie
“Planes de futuro” es otro ejemplo claro de que las canciones de Delanada tienen un componente melódico especial, capaz de contagiar los sentimientos con una pasión acaparadora. “Si me lo pides, yo canto a las paredes para que caigan de una… tú sabes que yo no voy a ningún sitio, que me quedaré”.  Momentos cargados de profundo sentimiento que son posibles gracias a sutiles arreglos desdibujados por instrumentistas espectaculares.   Canciones que nos demuestran que siempre “quedan palabras por pronunciar…esa luz ” de “Nuestro es el tiempo”, título del siguiente corte.  Pequeños solos  completan tan sensacional momento cargado de certidumbres sonoras y líricas.     

Con “Tierra en la pared”  el autor “aspira a contemplar… he visto el final y lo he dejado pasar. Hoy puedo decir que no, no pienso abandonar”. Otra canción en la que Javier abre las puertas de la esperanza para seguir adelante. El siguiente tema tiene una curiosa mezcla de sonido latino con americano, llegando incluso al bailable canalla. Ese “Barro” para restregarnos si hay algo que celebrar. “No hay razón, no hay piedad, pero si quedan fuerzas, debemos continuar”.   Crece el tema acompañando la voz de su artífice con fabulosos riffs de guitarras, percusión, Hammond, y bajo quienes consiguen una ambientación ciertamente  conmovedora.   

Javier. Xavi, Jordi, y Jeffrey
En “Restos de un pastel “ la guitarra acústica dialoga con la Steel mientras la voz principal nos canta “muestro mi debilidad, no tengo nada que ocultar” entre caminos por soñar y otros por olvidar. Otra exquisitez de este gran creador capaz de convertir las “debilidades” personales en fundamentos existenciales de una magnitud universal.    De este modo nos hallamos en los temas finales de tan magnífico trabajo y disfrutamos de un exquisito instrumental  con la acústica y el lap Steel como protagonistas bajo el título de “Antes del diluvio” a modo de preludio del siguiente corte que da título al álbum.  

“Pasado el diluvio” ahonda en el ejercicio reflexivo con confesiones que le llevan a saber “todo lo que he sido, todo lo que voy a hacer y puedo ser”.   Música de una intensidad acongojante  que detiene la respiración mediante “una fuerza superior” ante la que no cabe más que claudicar, sin tapujos que valgan, ante la enorme profesionalidad de estos grandes músicos.  Cierra el disco “Mudarás la piel”, el último de los cortes, escogido como el primero con una intencionalidad vital muy clara. “Sé cómo caer… hay dónde ir, donde poder construir. Acompáñame y podremos ser”.  Acompañado por banjo, guitarra y piano, Delanada da la última de las inconmensurables muestras de su habilidad manifiesta, con su voz melodiosa, incluso agridulce si se empeña, en estos últimos pases de promesas arropadas por palmas.    
    
Reflexión final 

Javier Molina 
Según nos cuenta el propio autor en el texto incluido en el libreto del disco, este álbum “se ha gestado en una época de mi vida de continuos cambios, tanto físicos como emocionales”. Se  considera deudor de ciertas personas que, desde múltiples perspectivas, igual de remarcables que las musicales por importantes que éstas sean, le han ayudado a superar circunstancias graves como ese infarto al que nos referíamos al principio, o le han dado una mano para cuidar de su hija. “Me han dado amor”, insiste, “y me han ayudado a apagar incendios”, desde la intendencia cotidiana a la materialización de tan extraordinario disco. Y en prueba de su gratitud, nada mejor que este disco llamado tan acertadamente “Pasado el diluvio”, un álbum que marca un después de muchas cosas a la búsqueda de esa esperanza en el que hay que pensar, deseoso de la voluntad que nos permitirá seguir disfrutando del imaginario de uno de los cantautores, no solo más emotivos sino también más sinceros, de la escena internacional. Sus canciones consiguen que encontremos, en nuestro tiempo,  esa “infinita paz”  en la que las debilidades son las auténticas verdades para procurarnos unos excelentes planes de futuro.   Luego, como dice el propio Javier Molina, “Cada cual se lo verá”.  

Nota: Puedes escuchar las canciones y conseguir una copia del disco en el bandcamp.  El 26 de mayo de 2017 se presenta el disco en el Espai Jove Garcilaso de Barcelona (+ info). 

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