|
Portada |
Tras sus primeras entregas, en formato sencillo, con las que
cautivaron a los fieles seguidores de la música lisérgica con raíces sixties,
Fogbound vuelven a anonadarnos con todo un Lp editado este 2017 con el sello
The John Colby Sect. Se incluyen 10 gemas propias de pop psicodélico; canciones
todas ellas memorables en las que, si bien se intuyen referencias heredadas del
sonido británico “freakbeat” de mediados a finales de los sesenta, son consecuentes
asimismo al enorme trabajo realizado por una banda inspirada y perseverante,
que ha logrado el propósito de expandir, mediante múltiples pasos melódicos y
rítmicos, su anterior producción ya de por si fascinante. Con este nuevo Lp de
título homónimo, envuelto en ese bonito collage de motivos alusivos a su
imaginario, nos procuran nuevas creaciones dispuestas con clarividencia y
matices oníricos que conforman unos parámetros propios. Difícilmente podrá considerarse
su
Lp de debut un entusiasta aunque mero
homenaje a una escena pretérita porque resulta, a todas luces, una muestra
irrefutable del poderío de una banda deslumbrante, con ideas propias, y
magníficos instrumentistas capaces de materializarlas con significativa destreza
y un entusiasta poder de convicción, ya sea en el estudio como en sus conmovedores
conciertos.
Trayectoria
|
Foto: Sandra MG |
Fogbound nació a principios de 2012 en A Coruña cuando Fabio
Mahía (voz y guitarra), Borja Fernández (bajo), y Adrián Seijas (batería y
voces) unieron fuerzas para diseñar un proyecto que empezó versionando
conocidos temas de bandas "freakbeat" británicas.
El nombre lo toman del tema de 1968, “Fog
bound” interpretado por The Smoke.
La
banda se completaría con Fernando Vilaboy (Hammond).
Fabio no tenía otra experiencia musical
anterior,
al margen de algunos proyectos
previos que no llegaron a cuajar, y ahora inicia otro proyecto en solitario llamado FAB. Adrián sumaba en su currículum otras grandes
bandas como Wolrus o Misterioso Viaje Holanda; Borja procede de los Twin-Sets;
y Fernando aportó su veteranía más que consumada ya que, como bien sabes,
estuvo en la Elephant Band y los Mega Purple Sex Toy Kit, más la banda
progresiva One Of These Days & Thee Heavy Random Tone Colour Lab.
La formación actual cuenta con el baterista y
cantante Pablo González “Pibli” de The Cynics, Feedbacks, Dr.Explosion,
Peralta, The Legs, entre otras formaciones.
|
Foto de su facebook |
Después de esa primera etapa de ensayos y alguna que otra
actuación con adaptaciones ciertamente contagiosas, surgen inevitablemente esas
canciones propias que fueron desplazando de su setlist a las versiones con las
que consiguen sorprender gratamente a aquellos que han tenido la gran suerte de
verles en directo como, por ejemplo, en el Euroyeyé 2013 en el que ganaron la
prestigiosa batalla de bandas. El siguiente paso fue ponerse en manos del
experto Jorge Explosion y grabar en su estudio del Circo Perrotti sus primeros
cuatro temas. En 2014, Sunny Day Records les editaba su primer sencillo
(+ info) con dos
temas propios llamados “Whispering Corridors” en su cara A y “Come and See” en
su cara B.
Su segundo sencillo
(+ info) fue
también producido y grabado por Jorge Explosion en el Circo Perrotti.
Se puso a la venta a principios de 2015 por
la discográfica The John Colby Sect con dos
canciones que responden a los títulos de “Purple Wax” en su cara A más “Kicking
Eucalyptus Seeds” en su cara B.
Por otra
parte, en 2015 aportaron el tema "Castles in a Sandbox" a un Split
con el grupo Mega Purple Sex Toy Kit, para celebrar el 5º aniversario del club
sixties "Pop Think In!".
|
Contraportada |
Su siguiente sencillo (
+ info) fue grabado en Monte Alto y masterizado en el Circo Perrotti
y fue editado de nuevo
por The John
Colby Sect en 2015 con un tema original llamado “Lazy Lad” y una versión del “Strange
House” de los Attack.
Este Lp fue grabado por Javier Ortiz en el Estudio Brazil de
Madrid. El artwork es de David Cobo y Fabio Mahía, y las fotos de la
contraportada de Marcos Bandera. Se incluye una hoja interior con la letra de
las canciones. Su primera edición ya agotada tuvo una tirada
de 500 ejemplares en vinilo negro.
Las canciones
|
Foto de su facebook |
El disco empieza con “Gazing at my grave” tras una magnificente
introducción barroca que deriva a un tempo fantástico procurado por una
metódica batería, perfilando la interpretación de un envolvente órgano, más guitarras
suntuosas, con lisérgico solo, y contundentes
detalles de bajo. Completa la amalgama de exquisiteces una voz entregada “contemplando
la tumba y tratando de enmendar los errores, sin nada que temer a sabiendas que
el fin del mundo se acerca, y el miedo es libre”.
Fabulosa concepción melódica con detalles
ácidos que nos lleva a “Feeling like a Greyhound”,
de ritmo más calmado, con momentos de órgano y
guitarra espléndidamente trenzados dando cobertura a una voz principal que nos
recomienda olvidar todas las historias tristes pasadas, con el propósito de
“cuidar de nosotros mismos” y “querernos hasta la muerte”.
El siguiente corte lleva por título “Eternal Promise” y aquí
nos cuentan como “inmerso en el silencio escucho voces alrededor… no quiero ser
una promesa permanente, lo que han esperado de mí”. A su protagonista se le
acaba la paciencia sin nada nuevo en que creer ni que sentir. En este caso las
guitarras se nos antojan rabiosas, a juego con esa evidente desesperanza, entre
ritmos muy marcados y voces que respiran entre riffs de órgano que resultan
embriagadores.
Llegamos de este modo a
“Jane in the sade”, precioso tema de entrada sublime con teclados conmovedores
del mejor popsike británico con el propósito de “buscar cambios”. Maravilloso
tema de amor en “la calma de los campos”. Nos explican: “cuando miro a tus ojos
veo el azul del cielo, te necesito cada día y cuando mi mente está nublada, me
traes el sol”. Un medio tempo con intervenciones sutiles de bajo, teclados
estelares, juegos de voces de acid beat folk más un riff de guitarra tremendamente
sugerente.
|
Foto: Ceci Periwhat |
Excelente canción con una melodía sublime que te anonadará por
completo hasta el siguiente corte y último de esta cara, dedicado a esa chica
caprichosa, “Whimsical Girl”. Espectacular cierre para esta primera parte de
tan sublime disco en el que no vas a poder dejar de pensar en esa chica tan
dulce como un terrón de azúcar que te hizo sentir tan arriba hasta tocar el
cielo. Musicalmente, la canción aporta la calma del mejor freakbeat con
trenzados celestiales
más ecos
cautivadores, de voces más guitarras y órgano, siempre sorprendentes y originales,
envueltos en tempos marcados con el corazón y el estómago gentileza del bajo y
la batería.
La cara B arranca con “Edward Devine”, sensacional canción
pensada para la pista de baile con ese desparpajo rítmico tan contundente,
incluidos cambios de tempo asombrosos. Enorme el poderío del órgano dialogando
con la no menos admirable voz principal que crece entre guitarras, solo
punzante incluido, coros soberbios, y
diálogos casi progresivos entre los teclados y las cuerdas de la guitarra. La
letra nos habla del “divino” Edward, todo un personaje que “se esconde tras su
máscara, con algo especial, elegante, con sus dosis de anfetas, a la caza de
alabanzas fáciles”. Le sigue “Arrogant
Splendour”, tema de desamor en el que los Fogbound expanden su universo de
recursos más allá de la psicodelia para inmiscuirnos en su mundo onírico de
“cometas volando… intentando olvidar ese esplendor arrogante que flota en el
aire, ese ego superficial que se puede ver desde la ventana”. Otra maravilla de pop melódico con menos
detalles lisérgicos pero con toda la fuerza melódica de las canciones muy bien
hechas, en la que no falta un solo de guitarra que aporta sintomáticos punteos
ácidos.
|
Foto: Pablo Rivas |
A continuación nos ofrecen “Emotional Blackmail”, tremenda
canción en la que nos habla “nuestra conciencia” quien nos descubre esas
heridas profundas que tardan en curar, “solo cuando te haces mayor, encuentras
el remedio y puedes volver a perseguir tus intereses”. Cambios sublimes de
tempo, pedales seductores de órgano y guitarras arrebatadoras
se combinan con la magnífica sección rítmica
para que la voz principal se luzca en todo su esplendor.
Con “Run of the Groove”, los Fogbound nos
sorprenden con un sensacional arranque de bajo tras el que se incorpora toda la
banda en estado de gracia.
Resultan ideales
para escapar de la rutina y olvidarse de las personas que no nos quieren. Me
conmueve especialmente ese juego vocal del estribillo, de connotaciones de soul,
que desemboca en otro excelente solo de guitarra más cortes temáticos
espléndidos que se expanden en el espacio con una sensibilidad encomiable.
Cierra el álbum “Imagine the End”, canción
para aquellos que hayan perdido su fe en la raza humana, un “sentimiento
indoloro” en el que te sientes al final del camino como en “un desierto negro
con una luz brillante en el cielo”. Es entonces cuando empiezas a levitar y
revisitas toda tu vida.
Un último
ejemplo del gran talento de esta banda que adquiere algunos parámetros del rock
ácido demostrando la gran versatilidad de un combo capaz de dar vida a
canciones siempre emocionantes. No falta ese solo de guitarra demoledor, la
prestancia del órgano, y la pulsación obsesiva del bajo más el marcaje tenaz de
la batería y, por supuesto, la pasión desaforada de su cantante principal.
Reflexión final
|
Foto: Ceci Periwhat |
Al redactar esta reseña, un mes después de salir al mercado
discográfico, la primera edición del Lp de Fogbund se encuentra ya agotada en
la web del sello y tendrás suerte si puedes encontrar aún alguna copia por
alguna de las tiendas de discos del Estado.
Hemos consultado a los responsables de su sello, The John Colby Sect, y la
intención es sacar una segunda edición aunque, por el momento, no te podemos facilitar
más detalles.
Tan extraordinaria noticia
resulta, como poco, sorprendente en unos
momentos en los que la producción discográfica de este país, al menos por lo
que se refiere a sellos especializados en sonidos de raíces sixties, obtiene en
muchas ocasiones ventas más bien humildes, por no decir inexplicablemente
escasas.
Creo que todos podemos alegrarnos
por ello y espero que cunda el ejemplo entre los fans acérrimos del rock and
roll para que se vuelquen, como ha sido el caso, en la compra de muchas más ediciones
discográficas que merecen igual premio como el obtenido por este extraordinario
combo y su Lp de debut.
A mi entender,
las razones que les han llevado a tamaño éxito empiezan por el trabajo bien
hecho, a todos los niveles: desde la enorme creatividad y perseverancia del
grupo al esfuerzo del sello, pasando por el diseño gráfico, o cualquiera de los
detalles técnicos. Todo en Fogbound está cuidado hasta el mínimo detalle, con
profesionalidad, con poder de convicción, dispuestos a defender su proyecto con
todas sus consecuencias, a sabiendas que heredan el arte de grupos británicos de
freakbeat y psicodelia de finales de los sesenta, pero a la vez como si fueran
la primera de esas legendarias bandas, incluso la más fundamental de todas
ellas, dispuestas expandir ese legado con ideas propias en los albores de este
siglo XXI.
Nota: Puedes escuchar el disco en la web del sello The John Colby Sect donde también te informarán de las tiendas dónde se puede conseguir aún alguna copia del álbum, a la espera de esa segunda edición.