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Portada |
Leo y escucho, con absoluta satisfacción, las numerosas
críticas laudatorias, tanto de medios especializados como de público, que se
refieren al nuevo y sexto disco de
Los Chicos, ese “Rockpile of Shit” como uno de los
mejores de su carrera y del año en curso. Editado este 2016 por
Dirty Water records y por su propio sello,
Folc records, su título rinde homenaje a una de
sus grandes referencias musicales de cabecera, la conocida banda británica de
pub rock de los setenta.
Sin lugar a
dudas, este ya indispensable combo español de rock and roll ha logrado, una vez más,
convencer y entusiasmar a sus acérrimos seguidores con un magnífico álbum que
transmite, de principio a fin, esa algarabía propia de sus directos, esa juerga
descomunal con la que les identificamos y que nos arrastra a una bacanal musical
que combina powerpop, punk, más raíces americanas, y que nos explota en la cara
envolviéndonos en un racimo único de sensaciones. Pero ojo, no nos dejemos
llevar por la pereza intelectual y pensemos que esto que hacen es fácil, que
está chupado, que les sale porque son así de “gamberros”. Bueno, lo último
quizá sí pero llegar hasta aquí les ha y les sigue costando lo suyo. No lo
duden. Desde las imaginativas letras a las cautivadoras melodías adobadas con
los acordes precisos, pasando por la tremenda combinación rítmica y las
desgarradoras voces, no son virtudes innatas,
ni las da la ingesta masiva de alcohol, ni las
copiosas comidas. Necesitan de mucho trabajo y sobre todo de mucha ilusión con
humildad. Cualidades que forman parte también de su idiosincrasia sin la que,
estos Chicos no nos parecerían ni la mitad de divertidos y salvajes.
Trayectoria
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Los Chicos. Foto: David Frías |
Los Chicos son actualmente Rafa Suñén, voz principal; los hermanos Gerardo y Antonio Urchaga, guitarras; Guillermo Casanova (The Government) al bajo y Ral Garcia (The Pulsebeats) a la batería. Por la sección rítmica han pasado otros músicos como Chema e Ignacio Benedicto “Piña” a la batería o Manuel Nuñez al bajo, quienes han abandonado el proyecto por cuestiones familiares o laborales. Formados en Madrid a finales de los noventa, su primer trabajo discográfico fue un Ep editado en 2002 con el título de “Shake,shake”. En 2003 sacaron un Lp titulado “Shackin’& prayin”. El siguiente disco se llamó “Fat spark!” de 2005 y en 2007 vio la luz “Launching Rockets”, el último con el que colaboraría Nacho al saxofón que dejaría la banda por motivos personales. En 2009 editarían un single con Dirty Water como adelanto de su siguiente álbum, con dos portadas confeccionadas por Lluís Fuzzhound y Mik Baro. Al año siguiente saldría al mercado discográfico su aclamado Lp, titulado genéricamente “We Sound Amazing But We Look Like Shit”, del que puedes leer una reseña en este mismo blog
aquí.
Desde entonces los Chicos han triunfado hasta en las antípodas donde han realizado un par de giras en Australia. Durante su trayectoria también han sacaron un Cd recopilatorio con Off The Hip con el título de "10 Years Of Shakin'Fat and Launchin'Shit" y han editado un Ep con cinco temas acústicos para Folc records y Dirty Water grabado en junio de 2010 en el programa de Radio 3, “Hoy empieza todo”. Su anterior disco "In the Age Of Stupidity” (
+ info) se grabó en agosto de 2012 en los Estudios Sónica de Madrid con Ramón Moreira. Mike Mariconda se encargó de la producción, masterización y mezcla en el Estudio de Mac de Santander. Dirty Water se hizo cargo de la edición para todo el mundo excepto Australia y Nueva Zelanda a cargo de Off The Hip.
Su nuevo disco se grabó, mezcló y masterizó por Hendrik Röver en Guitar Town Studios de Muriedas (Cantabria) en noviembre de 2015. Para la grabación de este nuevo álbum han contado puntualmente en algún tema con la colaboración del mencionado Hendrik Röver (Los Deltonos) a la guitarra y el piano, Spencer Evoy (MFC Chicken) al saxo, y Gema más María a los coros. La producción ha corrido a cargo de la banda más Hendrik, con la ayuda de Johnny Casino (Asteroid B612). El hilarante diseño es obra de Guillermo Casanova y las fotos son de Carlos Preil Abras. Contiene una hoja interior con las letras de las canciones.
Las canciones
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Los Chicos. Foto de su facebook |
El disco arranca con “A Kingdom of Coolness”, ese “reino de
lo cool, templo para consumidores cuya vida nocturna está sedada por la
estupidez del ayuntamiento”.
El primero
de los desbordantes temas de este disco en el que aúnan fuerza, empatía,
ingenio y ganas de divertirse y divertirnos sin fisuras ni límites. Potentes
guitarras combinadas con ritmos galopantes
acompañan a esa aguerrida voz que emana muy
bien respaldada por coros dando vida a una melodía de pub rock que genera un
entusiasmo contagioso. Le sigue “Rockandrolla”, otra maravilla de desparpajo
punk rock en la que nos dicen: “en el nombre del rock and roll te ruego que
toques esta noche”. Riffs de antología trenzan momentos de una intensidad
fascinante. Un tema que llama a la reivindicación vital: “la sociedad no tiene
problema en apartarte, te sientes tan imbécil, estás tan fuera de circulación.
Nadie escucha, porque un hombre no llora… sigues
alimentando tus sueños, porque habrá una
forma de dejar atrás tanta trama”.
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Los Chicos. Foto: Dena Flows |
A continuación nos ofrecen “I Don't Wanna Lear Anymore”,
canción en la que inciden en esa facilidad de aunar melodía embriagadora con
una excelente profusión de descargas eléctricas y ritmos que invitan al baile
desenfrenado, a ser posible en las primeras filas de cualquiera de sus
aclamados conciertos.
Un grupo coherente
y bien conjuntado que ya ha aprendido lo necesario para lograr que sus fans
enloquezcan, con los amplis atronando a las órdenes del “partido anarquista de
los jóvenes”.
Con el siguiente corte, “Older and Better”, su
brillante capacidad creativa nos llega más sincera que nunca. Un repaso a todos
estos años de dormir poco y mal, de mucho rock and roll,
a cargo de estos “veteranos de bar, encantados
de envejecer”. Aquí, las guitarras se mueven a ritmo de oscuro y profuso
R&B con el añadido de un saxo tenor que contribuye a crear esa atmósfera
salvaje en la que destaca una sección
rítmica perseverante, entre aguijonazos de
guitarra, y, cómo no, de nuevo con la gran voz principal que aporta ese toque
festivo imprescindible.
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Los Chicos. Foto de su facebook |
Llegamos de este modo al tema que da título al disco, un “Rockpile
of Shit”. Se trata de una canción que rinde homenaje a los grupos que les ha
influenciado como el mencionado combo del gran Nick Lowe, así como también a los
MC5 o la Nine Pound Hammer. Unos “Rockpile de mierda, eso es lo que pensabas
entonces que éramos, eso es lo que todavía piensas que somos, pues no me suena
tan mal…”. Se obstinan, con excelentes resultados, en ese toque jaranero que
fabrican con precisión rítmica y desparpajo convincente más una conmovedora
sonoridad que te envuelve y te obliga a desbarrarte sin más propósito que
disfrutar de la música, aunque eso sí, no una música cualquiera ni mucho menos
insubstancial.
Le sigue “Last Day Here”,
dedicada al impredecible Bobby Liebling
(Pentagram),
con momentos especiales para que sigas “rockeando hasta freír los amplis… yeah
sigue rockeando o empezaré a llorar”. El tema contiene todo el poder necesario
para que estalle en tu cabeza a base de momentos jocosos que evolucionan de un
planteamiento clásico de rock and roll, por ejemplo de un “Jailhouse Rock”,
para definir un tema original con el estilo
intransferible de esta gran banda.
Acaba
la cara A con “Responsability Ville”, canción de guitarras brillantes, de
largos recorridos, solo incluido, con planteamiento de country rock, dando
forma a una melodía que empapa los sentidos con un ritmo que cabalga
meticuloso, arropando a la gran voz principal.
Un tema fantástico,
ideal para
soportar la ciudad de la responsabilidad, para “sonreír al vecino al que no
conoces de nada,
mientras sueñas con ser
libre”.
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Los Chicos. Foto: Stephen Boxshall. |
Empieza la cara B con “More Beer”,
otra letra cargada de intención lúdica, con
mensaje incluido, en la que ponen de manifiesto su devoción por la cerveza:
“Dame más birra con una no basta. La cogeré de aquí, sólo dame más
cerveza”.
Una bebida imprescindible que
nunca van a traicionar pese a los consejos del médico quien les propone que se
pasen al vino o el de todos esos snobs que beben gin-tonics.
Tras una perfecta introducción de batería y esas
guitarras afiladas, emerge un tema de auténtico pub rock. Toda una maravilla
compositiva en la que no faltan detalles de saxo y ese estribillo de puño en
alto asiendo por supuesto esa ansiada jarra de cerveza. Con el siguiente corte
“Miami Beach”, los Chicos mencionan al cantante de Gun Club, Jeffrey Lee Pierce
y nos cuentan: “Me asustan los coches sin pasajeros, olor a gasolina por todas
partes, chicas en bikini haciéndose rayas de ketamina. Una banda marchando que
toca "Night of the Vampire” (tema de Rocky Erickson).
En este caso arremeten con una avalancha de
guitarras y percusión muy americana y esa voz que insufla pasión. Momentos
oscuros instrumentales con voces de ultratumba completan una canción que nos
lleva a “Mommy's On Mdma” con su deslumbrante arranque de bajo. Canción en la
que su protagonista es una madre que toma metilendioximetanfetamina, droga más
comúnmente conocida como “éxtasis”.
De
este modo nos cantan: “Mamá puesta de MDMA, sus amigas la llaman para ver si
está bien. Mamá de vacaciones, siendo tal cual es. No te preocupes si tienes la
habitación desordenada. Disfrútalo mientras dure, ella va hasta arriba de
MDMA”. Otra canción con brillante estribillo de punk rock, momentos de banda
extraordinarios, guitarras anfetamínicas, percusión beligerante y genuina voz
principal.
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Los Chicos. Foto: Carlos Preil |
Pasamos a “Little Man”, canción de nuevo con momentos de “cowpunk”
expresado con extraordinaria voz
solista. Un tema en el que toman protagonismo la sinceridad, la amabilidad, más
los sueños de fortuna que mueven a ciertos “hombrecitos”. Persisten en esos
componentes de raíces americanos que tan bien manejan para construir su propio
mensaje musical altamente creativo repleto de detalles incluso solistas, a
cargo de la guitarra, nada desdeñables y ese acompañamiento rítmico de
auténtico lujo. Le sigue “Night Ride”, otra muestra más de indudable
combinación melódica y rítmica que roza la perfección para una canción más
introspectiva, de genuino sabor country folk, en la que nos cuentan cómo llegan
tras un viaje nocturno a “un bar lleno de profetas, una escena llena de datos.
Tuve que salir corriendo porque mi mente se quedó en blanco. Mi compinche me
traicionó y no apareció. Aparecí en un autobús nocturno sin mapa ni ruta. Tomé
varias pastillas para leer mejor mi tarot”.
Un viaje extraño con el que llegamos a los
dos últimos cortes de este proverbial disco que son, siguiendo el orden del
álbum, “I Know I Dont Know”, otra hilarante canción sobre reivindicación
personal de la que nos encantan estos versos:
“Bueno, sé que no me conoces y sé que no te conozco, y sé que estoy
imaginando cosas. Supongo que soy un caso perdido, no conozco ni tu nombre pero
lo que es seguro es que soy el mejor para soñar que soy tu hombre”.
Otro irrenunciable tema de pub rock con solo
de guitarra y considerables aportaciones de saxo, con ese genial momento
central en el que dialogan las dos voces principales. Finaliza el disco con una
fascinante canción de rock and roll llamada “Toga land” en la que se rinde
homenaje al malogrado Paco Rufus, con una descarga de ritmo salvaje que recuerda,
por el título, a la edición de 2015 del Bule Bule Toga Fest en la que los
Chicos compartieron escenario con el añorado Paco y sus Flamin Guays (
+ info).
“En una ciudad lejana, cerca de vestigios
romanos, 200 locos vestidos con togas. John Belushi es su único Dios y el rock
and roll rige su imperio todopoderoso”.
Reflexión final:
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Los hermanos Urchaga con Nick Lowe. Foto de su facebook |
En una de las esquinas de la portada del nuevo disco de los
Chicos se dice: “The Crazy Pub rock preachers releasing their Brand new
record!”. Probablemente hay en esa sola frase las palabras más que suficientes
y precisas para resumir aquellos conceptos que realmente importan de este
flamante álbum llamado “Rockpile of Shit”.
A partir de aquí, con esos motivos claros, sin discusión posible, solo
falta escucharlo y, si es posible, disfrutar de esas extraordinarias canciones
oyéndolas en alguno de sus entregados como inolvidables conciertos.
Puede que el rock and roll sea tan solo eso,
fiesta, cerveza…, así de sencillo y visceral, sin más complicaciones y por
supuesto, sin estas larguísimas reseñas que te
ofrecemos a tu consideración.
Sin
embargo, discos tan extraordinarios como éste nos invitan a extendernos, a
riesgo de pecar de pedantes y excesivos, para resumir en unas cuantas palabras
más, nunca las suficientes, el enorme impacto que nos producen sus magníficas
composiciones propias. Los Chicos son una banda genuina de rock and roll con
dosis contundentes de punk rock, detalles divertidos de cowpunk, letras nada
desdeñables, más una precisión inmejorable para que todo parezca tan fácil
cuando es mucho más complicado de lo que puedan pensar tanto los envidiosos que
en su día les llamaron unos “Rockpile de mierda” como los fieles seguidores.
Ese es su gran secreto, y esa humildad creativa que les caracteriza necesita de
muchísimas reflexiones, como éstas y otras tantas de mejores, incluidas las
tuyas propias, para que su música sea entendida en todo su esplendor, que no es
poco, “joder”.
Nota: Puedes escuchar y adquitir una copia en vinilo o Cd en el
bandcamp.
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