miércoles, 12 de junio de 2013

Al Berkowitz se acerca a la perfección cosmológica con un álbum sensible pero no dramático

En innumerables ocasiones los medios de comunicación, al menos los especializados, han relacionado la música pop y el rock and roll de los últimos treinta años con la actitud que emerge del famoso “hazlo tu mismo”. Se trata de un concepto creativo y existencial también conocido en su idioma original como el “Do It Yourself” (DIY). En un principio fue asociado al punk aunque, con el tiempo, ha ido ampliando su radio de acción metafísica, más que nada por obligación, ante la falta de interés por gran parte de los medios de difusión habituales, la mayoría preocupados más por la rentabilidad del producto que por su supuesta aportación cultural. O sea, cuando las discográficas, ya sean multinacionales como independientes, no han querido o, siendo generosos, no han podido apoyar nuestra más que evidente creatividad musical, no queda otro remedio que autoeditarse o como mucho echar mano del micro mecenazgo. Pero ese es otro tema que merece otras circunstancias para ser tratado en profundidad. En este caso sírvanos tan solo a modo de introducción para situar el trabajo de la banda Al Berkowitz, cuya concepción del “Do It Yourself” va más allá de evidencias y entronca con toda una filosofía vital ejemplificada con esfuerzo y constancia.



Al Berkowitz, banda madrileña a la que cualquier etiqueta resulta manifiestamente insuficiente, también se ha visto abocada a procurarse un espacio propio para poder difundir su excelente trabajo musical aunque finalmente han conseguido que les distribuya su más reciente edición en Cd una compañía de renombre como es Green Ufos.  No es un caso único, sin duda, pero lo que realmente les convierte en especiales, es que no solo han aplicado la ética  DIY en la comercialización de su música sino que también han creado toda una realidad imaginativa paralela para definir un cosmos original y propio, en el que se desenvuelven con una extraordinaria elegancia y sensibilidad sin dramatismo, como se explica en el tema que cierra este fabuloso disco que te presentamos titulado “A Long Hereafter. Nothong Beyond” editado en 2012 por su propio sello Temple Records, y Taliban Music.   

Al Berkowitz es el nombre de una banda formada por Santiago Estrada al bajo eléctrico, y coros; Lorenzo Palomares, batería y percusión; más Ignacio Simón, voz principal, coros, guitarras, teclados, piano, percusión, sonidos y producción. Cuentan con el asesoramiento de Al Berkowitz (bluesman nacido en 1949), al que demuestran una gran devoción como parte esencial de esa realidad creativa propia que han diseñado con extraordinaria imaginación.

La banda ha pasado por varias etapas formativas que han enriquecido su particular visión artística del mundo que nos rodea mediante una visión cosmológica en la que caben hasta universos paralelos. De este modo, podemos encontrar sus ancestros en la banda homónima de los setenta dirigida por el genial Aldous B. Berkowitz, así como numerosas reencarnaciones que les han permitido investigar en numerosos estilos por todo el mundo.  Su más reciente propuesta y  a la par, la que podríamos considerar como la más cercana a la perfección deseada, arranca en Madrid en noviembre de 2006 tras culminar un grupo de blues rock con detalles psicodélicos llamado The Inhabitants, creado un año antes, 2005, por Santi Estrada, Lorenzo Palomares y Daniel Garabito, integrantes de un cuarteto de jazz latino, e Ignacio Simón, también conocido con el pseudónimo artístico de Simon Aschenbach.

 
Fue en 2006, cuando exhaustos ante la falta de la repercusión merecida, el aura musical de Aldous B. Berkowitz insufla entusiasmo en sus inquietudes musicales y revoluciona su propuesta con resultados fantásticos. Con Temple Records graban en 2006 un Ep llamado “Man in the air”, al que sigue los Lp’s, “Barely Nice” (Temple Records, Producciones Psicotrónicas 2009); “Apprenticeship And Attitude” (Producciones Psicotrónicas 2009); y finalmente “A Long Hereafter. Nothong Beyond” (Temple Records, Taliban Music 2012).  Durante esos años también han sacado varios singles y videoclips dirigidos por Miguel Gabaldón y Arturo Jiménez. El más reciente visiona el tema, “The Frenchman And The Rabbitman”, single de adelanto de su último Lp, dirigido y producido por la productora Dromme.  Por otra parte, cabe destacar que han actuado en numerosos escenarios logrando plasmar su particular macrocosmos sonoro con absoluta destreza e intensidad inusitada.

Su más reciente album, “A long hereafter / Nothing Beyond”, objeto de esta reseña, fue grabado a finales de 2011 en los estudios de Paco Loco de El Puerto de Santa María. Producido y mezclado  por ellos mismos a lo largo de 2012, ha sido editado por su propio sello Temple Records y los sevillanos Talibán Music con distribuido de Green Ufos. Fue masterizado en Golden Mastering y el artwork corre a cargo de Lucía Clews quien reproduce en la portada la multitud de situaciones y personajes que recrea el álbum. Han contado también con la colaboración en algunos temas de Elena Guerrero al cello, Alberto Madrid al contrabajo, Elena Adame, violín, y Antonella Rodogno, coros.    

Foto: Mariuca García-Lomas
Tal y como nos indican en el título genérico compuesto por un par de frases, el álbum está dividido en dos partes que contienen seis canciones cada una, con letras muy cuidadas a cargo de Ignacio Simón. La primera, “A Long Hereafter”, recurre a los ancestros de este proyecto musical con unos arreglos compositivos peculiares que  contribuyen a expresar un mensaje subliminal perfectamente identificable. Una idiosincrasia creativa  al margen incluso de nuevas propuestas que pudieran enturbiar un imaginario propio preconcebido. Al final, esa idea primitiva, visceral incluso por momentos, no adolece de cierta esperanza que todo creativo necesita para avanzar con ese propósito loable de seguir reivindicando una voz propia abierta a nuevos caminos. “Nothing beyong” es el título de una segunda parte en la que las ideas se expanden con libertad absoluta sin tener en cuenta preceptos ni imposiciones de ningún tipo, incluso con frivolidad, como ellos mismos señalan en esta entrevista que te aconsejamos leas para bucear aún más en su interesante cosmología.  

En total son doce canciones espectaculares que se mueven sin exclusiones ni excesiva pleitesía por varios estilos que entroncan su obra con la psicodelia, el jazz, el lounge, el space rock, el krautrock, o el folk más intimista. Según nuestra humilde opinión, estos que te ofrecemos a continuación, son algunos de sus principales rasgos creativos comentados tema a tema.

“A Long Hereafter”

El disco se inicia con un sugerente ambiente latino, cercano al lounge, con el tema “You and I”, alejado de formulismos herméticos. Mediante una guitarra española que nos envuelve entre ritmos propios del tropicalismo, logran definir una melodía inquietante en la que una voz, con excelente registro grave, se expande entre detalles de cuerda propios del mejor Nick Drake, para finalizar en un tiempo de blues excelente.   

Foto: Mariuca García-Lomas
“The Frenchman and the Rabbitman”, título del siguiente corte, contiene unas extraordinarias guitarras eléctricas, tan psicodélicas como penetrantes, con coros tenebrosos que generan una poderosa atmósfera sonora. A destacar una pulida concepción rítmica y unos compases finales de folk, maravillosos, antes de retomar el discurso inicial con metódica percusión. Toque final de jota castellana con armonía gregoriana que convierte el tema en verdaderamente exquisito.  

“How Could we get ourselves lost?” destaca por una frágil y muy sensible guitarra de acid folk perfilando el acompañamiento para que se luzca esa voz principal encantadora, sensual, cercana al susurro, más unos arreglos de cuerda fascinantes. Le sigue “Magical Cynical” con un ¾ inquietante marcado con piano que transmite aires psicodélicos y mágicos dentro de una melodía cercana al popsike. Sensacionales esos coros a varias voces entre momentos de voz y piano sublimes. Lo curioso es que no tiene batería, sino una mezcla de palmas, maracas, cajón flamenco, timbales, pisotones, gritos, claves,etc... 

Con “Farewell, My Lady!” recuperan su hegemonía las eléctricas, nada menos que 25 guitarras que imitan una sección de cuerdas, y los ritmos tribales, entre distorsión y golpes de efecto alrededor de una voz que juega con el recitado. Esas fabulosas guitarras cortantes se cuelan entre postulados progresivos que nos recuerdan el krautrock de los setenta. En la siguiente canción, “A long hereafter” se desenvuelven acordes serenos de guitarra, con nocturnidad jazzy, y coros angelicales. De nuevo destacan esos arreglos magníficos de cuerda entre detalles rítmicos muy convincentes.  

"Nothing Beyond" 

“Nothing Beyond”  es un instrumental que nace intimista y crece hasta cotas atmosféricas. No faltan esas apasionadas guitarras psicodélicas, con detalles de folk progresivo, entre cariñosa percusión latina. Con “Father, I think was Wrong”, la babnda recurre a sus efectos inquietantes, altamente contundentes, con potente ritmo de batería y bajo, cercano al after punk y una guitarras de funk tenebroso. En contraste con la melodía coral que procura luminosidad, emerge cierto gusto amargo en los coros para  desembocar en un espectacular final agresivo. “I want you (out of control)” es el título del siguiente corte y en él toman protagonismo, de nuevo, ese bajo y guitarra  acelerados, con algún que otro detalle hasta de hard rock progresivo, y una voz femenina que participa con solvencia del cónclave sonoro.

Foto: Julián Callejo
Con “There’s no better way” inciden en su vertiente más misteriosa, oscura e hipnótica para dar paso a “Apprenticeship and attitude” con contundente entrada de batería, y unas guitarras espaciales ayudadas por efectos con los que logran crear una ambientación poderosoa entre la que, de nuevo, destaca esa excelente voz principal. El disco termina con la ya mencionada “Sensitive, not dramatic…” que se sustenta en un loop de  batería grabado con un teléfono móvil, entre un canto “gregoriano” psicodélico,   cercano a la experimentación de finales de los sesenta, y que se diluye en el mismo principio sonoro con el que arranca.

Tras un largo y minucioso trabajo de grabación y masterización, Al Berkowitz decidieron acabar este álbum con sabiduría y plantarse en ese punto creativo que normalmente suele resistirse, en el que un artista decide, por fin, que ha llegado lo más cerca posible de ese estadio culminante que tenía en mente cuando arrancó el proyecto. Seguro que no les ha resultado nada fácil porque, por encima de todo, se trata de un álbum muy completo y a la vez extraordinariamente complejo, con múltiples referencias combinadas con destreza así como una infinidad de recursos melódicos y rítmicos con efectos sorprendentes. El resultado final es, a nuestro modo de ver, sensacional y creemos que con este álbum, demuestran una vez más que tienen una capacidad extraordinaria para conmover al oyente haciéndole partícipe de una cosmología propia que describe la mediocre realidad cotidiana con ideas inquietantes, inteligentes y sensibles.


Nota: Puedes escuchar su trabajo discográfico en el bandcamp. También han grabado un video con su tema "The Frenchman and The Rabbitman", dirigido y producido por DRØMME (Inés Quijano, Mariuca García-Lomas, Álvaro Santos, Sergio Calvo y Eduardo Soriano).


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